domingo, 26 de julio de 2020

Desde Jerez a la cámara de gas del Castillo de Hartheim: la historia de Diego Pérez Núñez.

Desde Jerez a la cámara de gas del Castillo de Hartheim: la historia de Diego Pérez Núñez
lavozdelsur.es LAVOZDELSUR.ES   26 DE JULIO, 2020 7 MINUTOS EN LEER
 Foto de Diego Pérez Núñez, cortesía de la familia.

Por Bartolomé Benítez Reyes (del Grupo de Memorialistas de Jerez)


Da cierto pudor introducirse en la vida de un extraño, indagar en los recuerdos que otros tienen de él. Es entonces cuando te das cuenta de lo oscuro que es el pasado y lo precaria que es la memoria. Cada recuerdo es una interpretación, una versión de un hecho pasado que queda lejano en el tiempo. La misión del narrador es hacer compatible estos recuerdos con los documentos donde este nombre aparece en los archivos. Introducirse en una vida es, pues, una extraña mezcla de recuerdos cambiantes y de fríos datos.

La vida que nos disponemos a esbozar es la de Diego Pérez Núñez, un jerezano que murió en un campo de concentración nazi. El infierno se llama Mauthausen, o el subcampo de Gusen, o la cámara de gas de Hartheim donde murió Diego. La historia que vamos a contar se basa en el testimonio de Miguel Vega Álvarez, un anarquista de Jerez que más de 60 años después de haberlo conocido, habló de Diego y también se apoya en los recuerdos de varios familiares, de los hijos de las personas que lo trataron.


Diego Pérez Núñez nació el 17 de junio de 1919 en la calle Zarza y en los años de la Segunda República vivió en la calle Lecheras número 2. Diego era anarquista, pertenecía a las Juventudes Libertarias. Siempre estuvo a la sombra de su hermano mayor José, que tuvo una posición de liderazgo dentro de los jóvenes anarquistas porque en 1936 fue el encargado de echar a andar el Ateneo Libertario de nuestra ciudad, un proyecto que venían pensando desde hacía varios años. Aunque ya había una biblioteca en la Casa del Pueblo, los jóvenes anarquistas jerezanos se empeñaron en hacer un Ateneo; allí se enseñaría a leer y escribir, se comentarían los textos clásicos del anarquismo, a la vez que se organizarían actividades culturales.

Sabemos que José se puso en contacto con el ateneo que ya funcionaba en Sanlúcar y que a partir de los estatutos de esta sede, se hicieron los de la sede de Jerez. Tanto José Pérez Núñez como Miguel Vega firmaron en los estatutos de fundación del ateneo que se depositaron en el Gobierno Civil en Cádiz. Sin embargo, este ateneo no llegó a funcionar por la eclosión de la guerra. También sabemos que el día del golpe por la mañana José se desplazó al Puerto de Santa María para solicitar a la CNT armas para poder hacer frente a los golpistas en Jerez, pero no consiguió ninguna. Diego también era muy activo políticamente, pero dos años más joven que su hermano, siempre iba a la zaga de éste. Sabemos que su novia era Carmen Díaz Calvo; este último dato es relevante porque tanto Carmen como cuatro de sus hermanos fueron asesinados en la represión que tuvo lugar a los pocos meses de que triunfara el golpe en Jerez.


El mismo día del golpe José se esconde y de su historia ya poco sabemos, aunque sí de la de Diego. Unos años antes, la madre de ambos había muerto y en el lecho de muerte le había pedido a su prima Pepa que cuidara de sus hijos. Así que, cuando Diego está escondido, la única que sabe dónde está es la tía Pepa porque le lleva comida todos los días. Vienen buscando a los hermanos, se llevan a un hermano pequeño, lo torturan hasta deformarle los dedos de una mano y le dejan cicatrices en la cara. Se llevan al padre, una noche tras otra, las palizas se van acumulando; una noche la paliza ha sido más fuerte y muere dos días después. Se llevan a la tía Pepa y la retienen. Diego se entera y se entrega para que la suelten, no soporta que le ocurra esto a la que él considera como su segunda madre. Tuvo mucha suerte porque uno de los guardias civiles era su primo hermano por parte de padre y le dijo que se fuera corriendo, que allí lo matarían. Es entonces cuando empieza una huida que le llevaría primero a Málaga, después a la guerra civil y, finalmente, a Francia. La tía Pepa siempre recordará a Diego, seguirá hablando de él, de lo cariñoso que era…

                                       Foto de José Pérez Núñez. Cortesía de la familia.

Mientras, la historia de José se oscurece. No sabemos qué hizo en la Guerra Civil, seguramente participaría en el ejército republicano. Pronto caería en manos del ejército franquista. Sus sobrinas recuerdan que pasó por un campo de trabajo en Alicante donde estuvo tres años trabajando para “redimir pena”. Al volver a Jerez era un hombre roto. Posiblemente señalado por sus actividades políticas anteriores no conseguía trabajo. Él era albañil y nadie lo contrataba, por lo que tuvo que ir hasta Rota para trabajar algunos jornales. Parece que iba a buscar caracoles para conseguir algunos ingresos que le permitieran lidiar con la miseria. Cada vez bebía más y cuando bebía empezaba a gritar y a hablar de lo que no se podía decir de ninguna manera en aquel Jerez. Con los años se fue a trabajar a Barcelona, a la SEAT. Volvía de vez en cuando a Jerez y nunca habló de sus experiencias en la guerra y en el campo de trabajo. La hija de la tía Pepa recuerda que escribía un diario, lástima que no se haya conservado, pues podríamos saber algo más de la historia de este hombre.

Sin noticias de Diego durante la guerra, sabemos que mandó una carta a la tía Pepa desde los campos de concentración de Francia, carta que no se conserva y en la que decía que estaba bien. También sabemos que fue recluido en un stalag (campo de tránsito después de ser apresados por el ejército alemán) en Kassel. Los nazis empezaron a enviar a Mauthausen a estos prisioneros y el 13 de agosto de 1940 Diego llegó en el tercer transporte de republicanos al campo. De los 91 republicanos que forman parte de su convoy morirían en el campo 76. La categoría de estos deportados fue la de “emigrante”. Diego Pérez Núñez entró en el campo con la profesión de fontanero con el número 3772. Probablemente, él diría que su profesión era la de hojalatero pero el escribiente español que rellenaba la ficha de ingreso le diría que era mejor que pusiera que era fontanero porque así le darían mejores trabajos.

Al escribiente le dio la última dirección que tuvo en Jerez, la casa de otra tía, la tía Conchi en la calle Martín Fernández. Los primeros contingentes de republicanos españoles participaron en la construcción del campo central, así que es muy probable que este jerezano trabajara como fontanero en la construcción de la fortaleza de Mauthausen. La vida en este campo de concentración era durísima, los que trabajaban en la cantera tenían unas condiciones insoportables. La escalera de 186 escalones por donde subían las piedras a la espalda era donde se dejaban la vida estos prisioneros. El 24 de enero de 1941 Diego fue trasladado a Gusen con el número 9555. Fue el primer traslado de presos españoles de Mauthausen al subcampo de Gusen. Aunque los primeros seleccionados fueron los más enfermos y los heridos, las autoridades del campo dieron la posibilidad de ir también a voluntarios. No sabemos si Diego fue trasladado allí para la construcción de parte del subcampo o si fue voluntario pensando que no podía haber nada peor que Mauthausen. En cualquier caso se equivocó. Las condiciones de Gusen eran peores que las del campo central, la mortalidad aún más alta, las condiciones de trabajo más duras, peor comida y peores condiciones sanitarias.

Gusen fue el infierno de los republicanos españoles. De los 7.532 españoles que llegaron a Mauthausen, 5.266 fueron trasladados a Gusen y, de estos últimos murieron 3.959; o dicho de otra forma, solo sobrevivió una cuarta parte. La esperanza de vida era menor que en Mauthausen, en Gusen no llegaba a 3 meses. Y es que la cantera de Gusen era mucho peor que la de Mauthausen. Allí se fue encontrando con tres jerezanos más: el también anarquista El Panaderito, amigo suyo desde los tiempos de Jerez, Salvador Linares y Manuel Carrasco, a los que posiblemente conocería porque vivían escasamente a dos calles de la suya en el barrio de San Miguel. Coincidieron varios meses, quizá se juntaran en los descansos para hablar del barrio y de los amigos comunes, para recordar a los que sabían que habían sido fusilados; puede que para hablar de sus sueños políticos y de cómo todo se había teñido de amargura; o quizá para hablar solo de la poca comida que les daban y de lo duro que era el trabajo.

Diego Pérez Núñez aguantó muchos meses, casi un año, en Gusen. Su trabajo de fontanero le ayudó a no tener que trabajar en los kommandos más duros. No sabemos si enfermó de las múltiples enfermedades que azotaban a los prisioneros, lo que sí es seguro es que el 5 de diciembre de 1941 fue trasladado al castillo de Hartheim, que administrativamente pertenecía al KL Dachau (otro campo de concentración cerca de Munich) y que después pasaría a formar parte del KL Mauthausen. El castillo de Hartheim tenía un largo historial, era uno de los 6 centros que formaron parte del programa secreto de eutanasia impulsado por el propio Hitler y que operaba con cámaras de gas. En la guerra este programa se adaptó para eliminar a los enfermos de los campos de concentración. En Hartheim murieron 30.000 presos de los campos, de los cuales 449 eran españoles. Diego murió el 18 de diciembre de 1941 en la cámara de gas del castillo de Hartheim. Se despedía de la vida con 22 años.

                            Documento del traslado de Diego Pérez Núñez a Mauthausen. Cortesía de ITS.

Un día en los años 50 dos hombres enchaquetados llaman a la puerta de la casa de la tía Pepa. Le dicen que Diego ha muerto y empiezan a hacerles preguntas. El marido de la tía Pepa les responde que no saben nada de Diego. En torno a estos años se empieza a notificar por carta a las familias que sus hijos han muerto en un campo de concentración nazi. Del hecho de que con Diego siguieran otro procedimiento podemos deducir que este caso tenía una significación política especial por la implicación anarquista de los dos hermanos. En esos años José emigra a Barcelona, viene a Jerez cuando puede. Quienes lo trataron saben que jamás habló de su pasado ni del de su hermano.

Este relato está elaborado a partir de retazos y fragmentos del pasado. Y este pasado está hecho del silencio y del miedo de unas familias destrozadas que no pudieron hacer el duelo o recordar a sus muertos. La memoria sirve para sacar estas historias del olvido, pero también para vencer al miedo. Y así aparecen vidas rotas, destrozadas por tanto dolor y sufrimiento. Es misión del presente romper con esa capa de silencio que impuso el franquismo, sacar de lo oscuro del tiempo estas historias y homenajear a estas personas. En Jerez desde hace unos días tenemos un placa en su barrio donde aparece el nombre de Diego Pérez Núñez, es de justicia.

viernes, 24 de julio de 2020

Derogación de honores al rey Juan Carlos I en Jerez.


EL GRUPO DE MEMORIALISTAS DE JEREZ PIDE LA DEROGACIÓN DE HONORES Y DISTINCIONES CONCEDIDOS POR EL AYUNTAMIENTO DE JEREZ A JUAN CARLOS I

Las organizaciones sociales de Jerez estamos comprobando cómo la corrupción afecta también a la llamada casa real”, es decir, a la familia Borbón que ocupa por el momento la jefatura de estado desde que el dictador Francisco Franco los eligió para tal cometido.

La corrupción de la casa real” que está siendo conocida en estos meses y que muchos medios de comunicación nos habían ocultado, resulta que al parecer asciende a muchos cientos de millones de euros, esto es, a una fortuna (nadie sabe bien obtenida cómo) que algunos medios de comunicación extranjeros cifran en más de 2.000 millones de euros. Esta situacn, que se ha producido como resultado de la inviolabilidad que Franco impuso a la figura del rey, demuestra que los Borbones no merecen ocupar la jefatura del estado.

La familia real parece incursa en un proceso de supuestas graves ilegalidades (como la detentación de fuertes sumas de dinero en paraísos fiscales) que merecen el rechazo más absoluto por parte de la ciudadanía y, a la vez, la acción del parlamento español para que a partir de ahora dicha jefatura de estado pase a ser democráticamente elegida por la ciudadanía cada 4 años.

Entonces, de manera simbólica, los jerezanos y jerezanas, buscando una manera de regenerar las instituciones del estado, echando la corrupción afuera, pedimos al pleno del ayuntamiento de Jerez que:

.-Sustituya el nombre de “avenida rey Juan Carlos por el de “avenida del Colesterol”, como popularmente se la conoce desde hace años.

.-Sustituya  el  nombre  de  “avenida  reina  Sofía por  el  de  “avenida de la II República Española”.

.-Derogue la distinción de caballo de oro 1993 a la infanta Elena.

y .-Haga pública una declaración institucional apoyando la puesta en marcha de una comisión parlamentaria que investigue a fondo la fortuna acumulada por el que fue jefe de estado Juan Carlos I, así como los tráficos de dinero en Suiza y en otros paraísos fiscales.


Fdo.: GRUPO DE MEMORIALISTAS DE JEREZ, 23/07/2020

jueves, 23 de julio de 2020

¿Para cuándo la querella argentina, alcaldesa de Jerez?

En Jerez, la actitud de Izquierda Unida viene siendo la de ir muy de la mano del PSOE en materia de memoria histórica, distanciándose de la posición más crítica y reivindicativa del propio movimiento memorialista de Jerez (que no va a consentir que se cambie la calle "Comandante Paz Varela" por "Arturo Paz Varela"). Y sorprende ese noviazgo teniendo en cuenta que el PSOE de Jerez está desarrollando una calculadamente pastosa inacción en materia de memoria histórica (véase el caso de la casi inoperante Oficina Mpal. de la Memoria Histórica y Democrática de Jerez) que es la comidilla de toda la izquierda local.

Sin meternos demasiado en el quid de ese asunto, pues no nos dedicamos a la política partidista, rescatamos aquí el documento de una iniciativa de Adelante Jerez (Podemos+IU+Primavera Andaluza+IA) de 25 de febrero de 2020 acerca de la adhesión del ayuntamiento de Jerez a la llamada "querella argentina"; una iniciativa cursada en febrero que, por cierto, cogía un tanto por sorpresa al propio movimiento memorialista de Jerez (https://www.diariodejerez.es/jerez/Adelante-reivindicar-Ayuntamiento-Jerez-argentina_0_1437156617.html), el cual movimiento, ya en su momento, a través de la entonces Plataforma por la Memoria Democrática de Jerez, había sido quien había solicitado al pleno municipal dicha adhesión (Véase: https://www.lavozdelsur.es/proponen-que-el-ayuntamiento-se-persone-en-la-querella-argentina-contra-el-franquismo/)

Seguimos esperando la respuesta municipal no ya a este un poco sorpresivo recordatorio de Adelante Jerez para el pleno del 27 de febrero pasado, sino a la misma petición del movimiento memorialista de la ciudad que es quien se lo requirió formalmente ya en 2016. 

La prensa local, un tanto confundida, dijo en titulares (véase: https://www.lavozdelsur.es/el-ayuntamiento-aprobara-querellarse-contra-los-crimenes-del-franquismo-por-sus-cientos-de-victimas-jerezanas/) que el ayuntamiento se adheriría (dándolo por hecho) a la querella argentina cuando lo único que había ocurrido (lo que no es mucho que digamos) es que Adelante Jerez había recordado (en un "ruego" de 25 de febrero de este año) la petición a dicha institución. El PSOE de Jerez pasa olímpicamente, a pesar de que la prensa local dijera, por boca de IU, que “volvimos a presentar el ruego, y ahora el gobierno local (PSOE) nos ha confirmado que va a dar las instrucciones necesarias al gabinete jurídico para cursar la querella: es de justicia y un ayuntamiento como el nuestro, democrático, tenía que hacerlo”. Pero, ¿dónde están esas instrucciones a día de hoy?, ¿consta en algún acta de pleno la adhesión del  ayuntamiento de Jerez a dicha querella argentina?.

viernes, 17 de julio de 2020

Jerez 18 de julio de 1936: recuerdo, justicia, emoción.

Ayer viernes 17 de julio el Grupo de Memorialistas de Jerez, acompañado de los familiares de las víctimas del franquismo, organizaciones sociales y amigos que quisieron participar en el acto, llevamos a cabo un sentido homenaje en c/ Zarza, 7. El periódico digital de Jerez LA VOZ DEL SUR ha querido recoger con detalle el desarrollo de este emotivo acto:

La placa se ha financiado por suscripción popular y el acto fue amenizado por la música de El Domador de Medusa, la actuación de Alberto Mateos (Vivo del Cuento) y el cante de Pedro Garrido, El Niño de la Fragua, quien dejó en el aire un martinete sobrecogedor en favor de la libertad.


Familiares de los asesinados:



Texto de la intervención de Bartolomé Benítez Reyes:

Buenas tardes. 

Cuatro jerezanos que hoy homenajeamos se encontraron en un subcampo de Mauthausen llamado Gusen. Fueron pocos meses a finales de 1941 y comienzos de 1942. Diego Pérez Núñez, Rafael Domínguez Redondo, el Panaderito, Salvador Linares Barrera y Manuel Carrasco Cortijo habían vivido en este barrio de San Miguel. Diego Pérez Núñez había nacido en esta misma calle Zarza unas casas más arriba, había vivido en la cuesta de San Telmo número 2 con la tía Pepa, iba mucho por la calle Lecheras donde vivía su novia Avelina y por la calle Martín Fernández porque allí vivía su tía Conchi. El Panaderito nació en esta casa, aquí estaba el Horno de Eulalia. Este era el nombre de su madre y también de su hermana, que posteriormente fue la que llevó el horno. Salvador Linares nació en el Tempul, detrás de San José del Valle, pero vivió en el barrio de San Miguel en la calle Molineros con su hermano. Manuel Carrasco nació en los llanos de Malabrigo, cerca de La Barca de la Florida, pero vivió con su padre en la calle Cerro Fuerte.

¿De qué hablarían cuando se encontraron en Gusen? El Panaderito y Diego Pérez se conocían porque ambos estaban afiliados a la CNT; además, el Panaderito había coincidido con Manuel Carrasco en Francia, en las Compañías de trabajadores extranjeros. ¿Hablarían de las gentes de este barrio? ¿De lo que pasaba por la calle tal o por la calle cual? ¿Hablarían de sus sueños políticos y de sus amarguras?, ¿de los personajes queridos que habían dejado atrás en Jerez? ¿Hablarían del miedo que sintieron cuando bajaron en la estación del pueblo de Mauthausen que está en la orilla del Danubio?, ¿o de cómo el mundo se vino abajo cuando pasaron por las puertas de la fortaleza del campo de concentración de Mauthausen, el único de tipo 3? Lo mismo podemos preguntarnos sobre Antonio de la Rosa, ¿qué sintió recluido en uno de los peores campos de Francia, el de Vernet?, ¿cómo se sobrecogió cuando pasó por la puerta de Dachau y leyó el cartel que decía Arbeit macht frei que se puede traducir por “El trabajo os hará libres”? ¿Qué sentirían?.

Esos meses en los que coincidieron en Gusen terminaron pronto. Diego Pérez murió asesinado en el castillo de Hartheim que dependía de Mauthausen, allí murió en una cámara de gas. Salvador Linares y Manuel Carrasco murieron en Gusen. En el caso del Manuel, en el certificado oficial aparece una causa de muerte que eufemísticamente escondía uno de los métodos de ejecución más corrientes de Gusen: una inyección de gasolina en el corazón. Rafael Domínguez, el Panaderito, no pudo resistir más y se lanzó a la alambrada electrificada. Antonio de la Rosa murió en Dachau unos pocos meses antes de que las tropas americanas liberaran el campo, probablemente de tifus.

Es de justicia recordar a estas personas que lucharon contra los fascismos del siglo XX. Las tropas de Musolini dispararon contra los que, como el Panaderito y Diego Pérez, huían de Málaga en la “Desbandá” en febrero de 1937, y todos ellos lucharon contra las tropas franquistas para posteriormente ser destruidos por la Alemania nazi. En estos tiempos de incertidumbre moral que nos han tocado vivir, en los que vemos cómo las democracias pueden degenerarse hasta extremos que antes eran impensables, es importante que recordemos y traigamos al presente a estos jerezanos que nos enseñan que no se juega con los principios, que son innegociables. 

La memoria supone una reserva moral para el presente porque nos exige la entereza de nuestros principios democráticos y porque nos abre a las injusticias del presente. Quería recordar también a las mujeres que se quedaron en Jerez y que tuvieron que tirar para adelante con sus familias. Es de justicia recordar a las familias que sufrieron las dificultades, las humillaciones y que pudieron salir adelante a pesar del miedo. También quería agradecer la valentía de los familiares actuales porque muchas veces el pasado no es fácil de asimilar. 

Quería acordarme de Pepa, la sobrina de Salvador Linares, también de la tía Pepa que crió a Diego Pérez, de Mercedes, sobrina de este último, y de su hija Natalia. Quiero agradecer además a Tatiana, sobrina-nieta del Panaderito, por su amabilidad y comprensión. 

Este acto es también un homenaje a estas familias. Recuperamos la memoria para dar dignidad a nuestras víctimas, para salvarlas del olvido que es la mayor de las injusticias. Los traemos hoy al presente, a su barrio, a su casa y a su ciudad. 

Este acto es un homenaje que trae de nuevo a casa a los que se fueron poco después del golpe del 18 de julio y no volvieron jamás. Sirva este homenaje para darles la bienvenida.

Gracias.



Texto de la intervención del Grupo de Memorialistas de Jerez:

Desde el Grupo de Memorialistas de Jerez agradecemos a los vecinos del barrio de San Miguel y a los familiares directos descendientes de Manuel Carrasco Cortijo, Rafael Domínguez Redondo, Salvador Linares Barrera, Diego Pérez Núñez y Antonio de la Rosa Tozo, la asistencia a este acto; y a todas las personas que han querido participar con sus aportaciones económicas en la colocación de esta merecida placa homenaje a estos jerezanos que fueron asesinados en los campos nazi de exterminio.

Hoy, víspera del sangriento aniversario del golpe de estado de 18 de julio de 1936, recordamos a las víctimas del fascismo en Europa y recordamos al Ayuntamiento de Jerez que todavía no ha suprimido de la vía pública varios símbolos franquistas muy conocidos y visibles que siguen señoreando nuestras calles y plazas, como, por poner un ejemplo, los generales fascistas que aparecen en el pedestal de la estatua al dictador Primo de Rivera en la plaza del Arenal. Manifestamos nuestra indignación y nuestro rechazo a la desidia e irresponsabilidad a la que el Ayuntamiento de Jerez, en materia de memoria histórica, nos tiene acostumbrados, olvidándose también de erigir un memorial a las víctimas, o dedicándose a gestos insustanciales que no abordan por derecho los temas pendientes (como, por citar otro ejemplo más, inscribir en el Registro Civil a quienes sabemos que asesinaron los fascistas y ni siquiera constan sus nombres en las actas de fallecidos). Acudiremos muy pronto a los tribunales si el Ayuntamiento de Jerez no suprime YA los símbolos franquistas de la vía pública.

Afortunadamente, a través de la Diputación de Cádiz sí hemos conseguido los familiares de víctimas y los memorialistas de Jerez reactivar los trabajos de prospección arqueológica en el antiguo cementerio de Santo Domingo, unos trabajos a los que este Grupo de Memorialistas ha aportado, con todo su ahínco, y empeño algunos trabajos de investigación sobre fosas en Jerez.

Señalamos también que el 14 de junio, día andaluz de la memoria histórica y democrática, promovimos un manifiesto (firmado por: CGT, UGT, Izquierda Andalucista, Asociación de Familiares y Amigos de la Memoria Hca. de Jerez, Anticapitalistas de Jerez, USTEA y Podemos Jerez) en el que pedíamos y pedimos al pleno del Ayuntamiento de Jerez que se posicione públicamente frente a ciertas declaraciones públicas que fomentan el odio, o la xenofobia, o el franquismo… Y nos vemos en la obligación de denunciar hoy aquí que la alcaldía de Jerez ni siquiera ha querido acusar recibo de esta propuesta de las organizaciones sociales.

Por último, manifestamos nuestra alegría por haber hecho posible entre todos que se abra una vía, en el ámbito estatal, para reformar una ley de la memoria histórica que estaba necesitada de más determinación, más empeño y más respaldo económico por parte del gobierno central. Porque sin esto, al parecer, no será posible, por ejemplo, que ayuntamientos tan inoperantes como el de Jerez hagan lo que tienen que hacer en materia de memoria histórica en esta ciudad.

Recordamos con enorme afecto, respeto y consideración a estos vecinos del barrio de San Miguel que lucharon por la libertad y dieron sus vidas, frente al fascismo, para que hoy podamos seguir avanzando en derechos y en dignidad para todos. Gracias Manuel Carrasco Cortijo, gracias Rafael Domínguez Redondo, gracias Salvador Linares Barrera, gracias Diego Pérez Núñez y gracias Antonio de la Rosa Tozo. Así como también gracias al vecino de Trebujena Diego Pazos Pazos que murió en Gusen sobre 1941 y que pudo coincidir con algunos de los jerezanos hoy homenajeados aquí.
El pueblo de Jerez no olvida vuestras vidas, vuestros nombres. El pueblo de Jerez no consiente el fascismo.

En recuerdo de Teófilo Azabal Molina (Cuenca,1893-Jerez, 1936)



EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS DE LA REPRESIÓN DEL GOLPE DE ESTADO DE 18-7-1936. ¿POR QUÉ FUSILARON AL MAESTRO TEÓFILO AZABAL MOLINA?  

por José García Cabrera (Grupo de Memorialistas de Jerez)


El año pasado por estas mismas fechas escribíamos también desde estas mismas páginas recordando a las víctimas de la represión franquista. Más de 400 persona fueron asesinadas en Jerez, entre vecinos de la ciudad y vecinos de otras poblaciones cercanas que fueron encausadas en las farsas judiciales de los consejos de guerra y traídas a la prisión de Partido de Jerez para su fusilamiento en los alrededores de la plaza de toros. Individualizábamos nuestro homenaje a estas víctimas en la persona de una de esas víctimas, en Teófilo Azabal Molina, maestro, director, socialista e inspector de educación primaria en Jerez y su Campiña. Queríamos entonces dar a conocer algunos detalles de la vida de este maestro conquense amante de nuestra ciudad, de una ciudad cuyos paisajes fueron las últimas imágenes que retuvieron su retina antes de que sus ojos se cerraran para siempre cuando fue fusilado el  verano de 1936.

Hoy queremos de nuevo recordar y escribir sobre él volver a rendir homenaje a todas las víctimas de aquella barbarie habidas en la ciudad. Más de la mitad de ellas aún hoy, 84 años después, figuran como desaparecidas y sin ser inscritas sus muertes en el Registro Civil de Jerez. Nuestra intención es dar a conocer otras facetas de este maestro cuya trayectoria y labor en pro de la escuela pública y de la cultura popular de Jerez durante el primer tercio del siglo XX siguen siendo aún hoy desconocidas para la gran mayoría de los vecinos de Jerez y particularmente para los vecinos del popular barrio de Santiago donde estaba enclavada la escuela Carmen Benítez que dirigió desde julio de 1929 hasta su destitución en julio de 1936. Durante más de siete años batalló sin descanso por levantar y dignificar a esta escuela para las familias trabajadoras humildes que de ella se servían y lo hizo frente a resistencias y enemigos poderosos que nunca olvidaron este compromiso político y social suyo. Nada recuerda hoy en día en este emblemático barrio (a excepción de las instalaciones de la que fue aquella escuela, hoy destinadas a sede de la Peña Flamenca del añorado cantaor Luis de la Pica), a Teófilo Azabal, nada queda que recuerde el trabajo que desde este centro educativo y desde la educación emprendió para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Téofilo  Azabal era ya un “maestro” vocacional decidido antes incluso de acabar sus estudios de Magisterio, a pesar de que por propia experiencia familiar (su padre era también mastro) no desconocía los “sinsabores” de la vida de estos profesionales de la educación durante primer tercio del siglo XX, y a pesar de saber, por eso mismo, que no le aguardaba un porvenir excesivamente brillante. Las siguientes palabras suyas escritas en 1933 definen mejor que podamos hacerlo nosotros esa temprana vocación y el carácter de este profesor conquense que con tan solo 32 años eligió, en 1925, a esta ciudad nuestra para vivir, para amar, para ver nacer a sus dos hijas y finalmente sufrir el dolor por la muerte de la mayor de ellas, Matilde, en plena adolescencia. Decía entonces Azabal: “Fui maestro porque sentía, como hoy y como siempre, verdadero cariño a esta profesión. En ella vivo con gusto y no me ha negado satisfacciones, sin duda porque soy parco en ambiciones. Nunca me he arrepentido ni me ha desdorado mi profesión y hasta en las épocas de mayor vilipendio en que muchos han ocultado hasta ser Maestro la he defendido bravamente y he procurado honrarla”.

Esta manera de sentir y vivir su profesión y sus desvelos profesionales perfilaron un educador preocupado por estar permanentemente al día en el conocimiento de las nuevas corrientes e innovaciones pedagógicas del momento, tanto de España como del extranjero. Seis años después de acabar la carrera se dirigía a la JAE (Junta de Ampliación de Estudios) solicitando una pensión de formación para realizar viajes al extranjero, algo que no consiguió realizar hasta mayo de 1935 en que viajó en grupo por Francia, Bélgica y Suiza para estudiar allí la organización escolar de las instituciones educativas de aquellos países. Y esta misma inquietud pedagógica, la labor desarrollada como profesor y director del colegio Carmen Benítez y el crédito que personalmente había ido adquiriendo entre las autoridades educativas fueron los que determinaron que el Gobierno lo designase en 1933 como inspector-maestro de Jerez y la zona de su campiña. En la actualidad la bibliografía escrita sobre la educación y la renovación pedagógica en España en esos años recogen la figura de Teófilo Azabal como uno de esos educadores renovadores e innovadores pedagógicos de la España del primer tercio del siglo pasado.

Teófilo Azabal fue un firme defensor de los derechos de la entonces llamada escuela nacional, la escuela pública diríamos hoy. Una institución en aquella época maltrecha, abandonada por casi todos, con muy escasos medios, insuficiente, poco considerada y que en Jerez, en estas condiciones, tenía además que soportar la competencia de una omnipresente enseñanza impartida en centros de confesiones religiosas. En este sentido, su empeño y sus esfuerzos estuvieron orientados a dotar de crédito a la escuela nacional de la ciudad y  a sacarla, en la medida de sus posibilidades, de la postración en que se hallaba,  ninguneada, como se ha señalado, por el abrumador peso que la enseñanza impartida por instituciones religiosas poseía tradicionalmente en Jerez.

Para adentrarnos en la labor desempeñada  por Azabal deberemos referirnos a su trabajo desarrollado, junto con a otros maestros, en pro de los anteriores objetivos en la Escuela Carmen Benítez. Conseguirlo no fue una tarea fácil. Debió vencer la resistencia y los inmisericordes ataques de sectores religiosos de la ciudad y los embates de una derecha política que lo convirtió en blanco de sus ataques por las medidas laicistas que se estaban implantando en la escuela por mandato de las medidas del Gobierno Provisional y aquellas que establecía la  propia Constitución de 1931.

Cuando Teófilo Azabal se hizo cargo de la dirección de la Escuela Carmen Benítez en julio de 1929, la situación de la misma era según sus propias palabras “desastrosa”: “Un caserón vacío de todo, destrozado, porque hasta el edificio había sido víctima de tanta inepcia. Enemistades y luchas bochornosas entre los maestros: Falta de moral para el trabajo. Indisciplina en todos los aspectos. Una escuela desligada de todo lo noble y elevado. Un personal envenenado y rescoldos de todo el voraz incendio en el que se habían consumido amistad, compañerismo, amor al deber, etc. Matriculados 326 niños se obtuvo en el curso 177 de asistencia media, cosa que revela abandono y despreocupación y desinterés por parte de las familias.”

Cuatro años más tarde, en 1933, el estado de esta escuela había cambiado radicalmente: había aumentado el número de secciones y de grados de la misma, con un total de 340 niños de matrícula que daban una asistencia media de 296, mientras que en el curso 1928-29 la asistencia media había sido de 187. Esto último revelaba un cambio aún más importante: se estaba consiguiendo que el interés de las familias del barrio por la asistencia y la educación de sus hijos fuera creciendo de manera significativa. Y bajo el principio de que no hay moral escolar posible si el maestro no da un ejemplo saludable y de que estos debían convertirse en los “rectores de la conducta de los niños” Azabal y el grupo maestros que apoyó sus reformas consiguieron que esta escuela se convirtiera en ejemplo para otras escuelas nacionales de la ciudad. Incluso se empezó a invertir la tendencia hasta ahora observada de que la escuela Carmen Benítez, como todas las nacionales, fuera una escuela solo para las familias pobres, notándose, ente sentido, que padres de clase media y de obreros “distinguidos” también llevaran a sus hijos a ella. Así lo expresaba Azabal: el aumento del crédito y la confianza conseguidos por la escuela se demostraba a su juicio en el hecho del “cambio producido asistiendo hoy muchos de clase media que nunca fueron a las escuelas nacionales, sin que nos quite nada la campaña que se hace contra la escuela laica y más especialmente contra esta”.

Se logró algo importante, hacer un programa general de la escuela pues incluso se carecía de este programa en una escuela graduada. Se crearon talleres de carpintería, duchas, un nuevo comedor, una biblioteca escolar que fue donada por el Patronato de Misiones Pedagógicas a instancias e insistencia del propio Azabal, con una sala de lectura; se desarrolló un programa de conferencias para adultos, impartidas por personas de cultura de Jerez, festivales de gimnasia, canto, etc.

En definitiva, Azabal  fue consiguiendo, a través de una intensa labor de publicidad en la prensa y en otras tribunas, hacer visibles los logros y los problemas de la Escuela Carmen Benítez y, por extensión, que las demás escuelas nacionales de Jerez se hicieran también más visibles para la población; como manifestaba el mismo Azabal, que se fueran “venciendo los escrúpulos y prejuicios creados por una labor pública e interesada en el descrédito de la escuela del Estado”. Todo ello hizo que esta escuela y su director se convirtieran en el blanco preferido de feroces ataques por parte de los centros educativos religiosos porque podía competir con ventaja con ellos y sobre todo porque de esta manera se convertía en ejemplo a imitar por la demás escuelas públicas. La Escuela Carmen Benítez, manifestaba Azabal, “no ha sido, para las escuelas confesionales, uno de tantos viveros, unas veces voluntarios y otras forzosos (que de todo ha habido), consiguiendo, por el contrario, atraer y evitar que fuesen bajas niños predestinados a ser alumnos de los Hermanitos, una vez en condiciones de cultura”.

Para la iglesia jerezana y los sectores políticos católicos conservadores Azabal se convertía así en una figura odiada, en un “enemigo temible” sobre el que se vertieron todo tipo de mentiras e infamias y se fue organizando una campaña de descrédito personal cuyo objetivo no era otro que atacar las medidas que en materia educativa venían desarrollando los gobiernos republicanos al menos durante el primer bienio. Ni aun después de su asesinato cesó esta campaña de desdoro de su figura. Así se comprueba, por ejemplo, con claridad en los informes que el sacerdote Corona Humanes remitía a la Comisión Depuradora del Magisterio de la provincia de Cádiz en los que Azabal era presentado como una persona del que todas las referencias que se ofrecían eran malas. O en las calumnias que en sus pliegos de descargo vertieron algunos, pocos, 2 ó 3, de sus antiguos compañeros para exculparse ante esa Comision Depuradora y eludir una posible sanción profesional: lo acusaban de haberlos coaccionado para que se afiliaran a la FTE de UGT o de obligar a los niños y a los maestros a cantar la Internacional y el himno de Riego en el patio de la escuela. Sin comentarios.



Teófilo Azabal se definía como un defensor a ultranza de la llamada escuela única, de la escuela pública y, personalmente, era partidario de las medidas que en materia educativa se venían implantando desde de los tiempos del Gobiernos Provisional. Como director e inspector, además, estaba obligado a implementar esas medidas emanadas de las autoridades educativas. Por supuesto, era defensor del principio del laicismo en la educación, más que por sectarismo, como lo acusaban sus enemigos, o por su ideología política socialista, porque estaba convencido de que los niños y las niñas debían desenvolverse en las escuelas en un ambiente de estímulos de libertad  sin recibir de ellas ningún tipo de adoctrinamiento,  ni confesional ni de ningún tipo. Y en lo que se refiere a la influencia de la iglesia católica de la ciudad en la educación y al adoctrinamiento de las mentes infantiles en los colegios religiosos de la ciudad Azabal consideraba que  resultaban asfixiantes. Este juicio de Teófilo Azabal no era una simple opinión suya, sino que se sustentaba en una innegable realidad. Efectivamente, los datos recogidos en la memoria final que en 1933 la Comisión Mixta para la Sustitución de la Enseñanza Religiosa de Jerez elevaba a la Comisión Mixta Provincial no dejaban lugar a dudas sobre la implantación que las confesiones religiosas de la ciudad tenían en materia de enseñanza en esa fecha. Nada menos que 15 centros educativos estaban en manos de esas congregaciones religiosas y acogían a 2650 alumnos y alumnas que eran atendidos por 129 “maestros” y “maestras”, de los cuales casi un 35% carecía de titulación.

Esta implantación aún era mayor en 1937 como consecuencia del intenso proceso de recatolización que siguió en la ciudad al triunfo de los militares sublevados. De entrada, el número de centros de enseñanza religiosa había ascendido hasta 26 y acogían a nada menos que 5210 alumnos y alumnas. Este incremento representaba 2560 alumnos más que los matriculados en ese año en centros públicos. De esos 5210 alumnos un porcentaje importante eran alumnos que contribuían con algún tipo de pago, bien directamente mediante el pago individual de una cuota, o bien asistían gratuitamente a centros religiosos que eran costeados y sostenidos por empresas privadas, por casas bodegueras como la Casa Domecq y la Casa González Byass. Entre los años 1933 a 1937, pues, la preponderancia de la educación impartida en centros religiosos en la ciudad respecto a la enseñanza pública no había hecho sino incrementarse: las 38 escuelas nacionales existentes en 1937 acogían solo a 3603 alumnos, frente a los 5210 de las religiosas. De modo que si el censo escolar formado por la matrícula de las escuelas religiosas y la de las escuelas nacionales ascendía a 8813 alumnos, incluidos los que atendía en la campiña la Unión Católica de Enseñanza, resulta que los alumnos asistentes a centros religiosos representaban nada menos que el 59% de ese total.

En marzo de 1936 aún no había nada claro en Jerez sobre cómo habría de hacerse la sustitución de la enseñanza religiosa en Jerez y cómo se conseguirían los centros necesarios para reubicar a los alumnos y alumnas hasta ahora atendidos en las escuelas confesionales. Por eso y por otras razones en este año Azabal informaba y proponía a la Dirección General de Enseñanza que en Jerez en ese momento no cabía otra alternativa que la incautación provisional de los locales que ocupaban las escuelas religiosas y a un plazo de más de un año la construcción de grandes grupos escolares, así como la dotación de 25 plazas de maestros y 30 de maestras. Denunciaba Azabal, además, el ardid que muchas de la escuelas religiosas empleaban para eludir la Ley de Congregaciones Religiosas de 1933 pretendiendo aparecer como servidas por personal seglar titulado, cosa que no ocurría en visitas anteriores giradas a estos centros por Azabal. Todas estas ideas y propuestas de Azabal eran conocidas por sus irreductibles enemigos los cuales iban comprimiendo su odio hacia él, un odio que como sabemos estalló con su asesinato en agosto de 1936.

Uno de los momentos más amargos que vivió Teófilo Azabal, sufrido como un ataque frontal a sus realizaciones y proyectos desarrollados en la escuela Carmen Benítez, se producía en 1932. En este año los herederos de Carmen Benítez donante del terreno donde se construyó la escuela cuyas instalaciones fueron aceptadas en 1912 por el Ayuntamiento solicitaron de la corporación municipal la reversión de la escuela a los herederos por incumplimiento de la principal de las condiciones de la donación, a saber, que la instrucción que habría de darse a los niños en ella no habría de separarse jamás de los dogmas y doctrinas que enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica, estando la vigilancia de dicha enseñanza a cargo de un sacerdote designado por el Cardenal arzobispo de la Diócesis. Desde la prensa y otros ámbitos se orquestó una campaña tendenciosa a favor de esta reversión que servía a unos intereses políticos muy claros, atacar al gobierno republicano y a su obra educativa creándole todos los obstáculos posibles, donde lo de menos era la cuestión religiosa en este caso.

  Desde luego, así lo vio el propio Azabal quien desde las páginas de una revista pedagógica en la que escribía asiduamente, en un artículo titulado “Cómo se formó mi escuela y cómo piensan deshacerla”, resumía acertadamente el problema y su trasfondo:

 El edificio de nuestra escuela fue cedido por una dama católica, doña Carmen Benítez, en condiciones tales, que el Ministerio de Instrucción Pública, por disposición de 29 de mayo (Boletín Oficial del Ministerio de 14 de junio corriente), ha dispuesto que se devuelva a los herederos de dicha señora, reclamantes en el año 1932, pero con una concesión muy célebre, si quieren seguir cediendo el edificio, y es la siguiente: QUE, FUERA DE LAS HORAS DE CLASE, SE DEN POR UN SACERDOTE DESIGNADO POR LAS AUTORIDADES ECLESIÁSTICAS LAS ENSEÑANZAS QUE IMPUSO LA DONANTE A TODOS LOS NIÑOS CUYOS PADRES O TUTORES LO SOLICITEN ( en mayúsculas en el original)  ¿Comentarios? Hágalos cada uno. Yo bien sé lo que esto significaría para la escuela.

La aspiración de quienes mueven el tinglado contra la escuela está bien clara. Se trata de destruir en pocos meses la obra de muchos años de actividad celosa, y acabar con una escuela que ha sabido resistir y triunfar de toda la maraña de bajos intereses que se conciliaron para evitarlo. El Ministerio tal vez conserve con esta cesión el uso de un edificio que costó 150.000 pesetas, pero entrega una escuela, y no deja en buen lugar el artículo 48 de la Constitución. Un edificio se hace con piedra, cal y madera. Una escuela, no. De bosques y canteras tenemos mayor abundancia que de escuelas, en su sentido propio. Valiera más conservar las escuelas, aunque hubiese que sacrificar los edificios. Yo me pregunto: ¿Por qué no se expropia, abonando el valor de su construcción? ¿No sería esto el camino más honrado? El Estado puede hacerlo, por causa de utilidad pública.” El golpe de estado de 18 de julio y la guerra se echó encima y todo volvió a la normalidad deseada por la Iglesia jerezana. Para muchos esta normalidad fue, sin embargo, la normalidad de las tapias de los cementerios, de los fusilamientos a la luz de la luna en descampados y la normalidad de las fosas abiertas apresuradamente en cunetas y parajes alejados. En alguno de esos lugares desconocidos, como los de tantos otras víctimas, aún reposan los restos de Teófilo Azabal. De esta manera le hacían pagar a Teófilo su “osadía”.

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