lunes, 15 de junio de 2020

Cuidado con la democracia en Jerez.

Ahora, en estos momentos, en el día 14 de junio Día de la Memoria Histórica de Andalucía, el movimiento memorialista lanza un mensaje muy claro: el fascismo no se vence incumpliendo la ley de la memoria histórica de Andalucía ni permaneciendo callado en los ayuntamientos que, de forma tan urgente, deberían posicionarse frente a los discursos del odio. Esperemos que en Jerez la clase política lea este llamamiento de las organizaciones de izquierda y se pronuncie a favor de la democracia, condenando el franquismo, la intolerancia, los discursos del odio.

MANIFIESTO "JEREZ POR LA DEMOCRACIA"

   Las organizaciones abajo firmantes pedimos a los partidos políticos representados en el Ayuntamiento de Jerez que realicen una declaración en el próximo pleno contra el fascismo, la intolerancia y el odio.

   Estamos comprobando no solo cómo se atacan con pintadas algunos medios de comunicación que defienden la democracia o algunos monumentos como el de Lorca en Granada o el monolito en defensa de las víctimas del franquismo en Jerez, sino también cómo algunos jueces reponen nombres franquistas determinadas calles de Córdoba o de Madrid, o cómo algunos Ayuntamientos, incluso de izquierdas, se resisten a suprimir, como señala la Ley, los símbolos franquistas de la vía pública. ¿Qué decir de la existencia e iniciativas impresentables de la Fundación Franco o de una reciente declaración pro franquista de altos ex mandos militares?, ¿y las declaraciones de una conocida y agresiva diputada del PP en el parlamento tratando de denigrar a los luchadores antifranquistas a base de insultos graves a líderes del gobierno?. Los ejemplos son múltiples, y entre ellos el uso de la bandera de España como un símbolo propiedad de la ultraderecha de este país, buscando generar una grave división en la población.

   Además, observamos cómo la ultraderecha esparce bulos y siembra meticulosamente mensajes racistas, xenófobos, contra los derechos humanos, antifeministas, usando siempre un lenguaje bronquista y violento que, de manera fría, trata de descolocar al adversario político con acusaciones y terminología gravísimas (como, en tribuna parlamentaria, acusar de crímenes colectivos al presidente y al vicepresidente 2º del gobierno).

    Los jerezanos no somos ajenos a este clima de odio político que la ultraderecha cultiva  para intentar hacer tambalear a un gobierno elegido democráticamente y para intentar hacer inservible un parlamento y unas instituciones democráticas (como las instituciones autonómicas) que todos debemos defender. Por ello pedimos que el pleno realice una declaración institucional que comprometa al Ayuntamiento de Jerez a favor de desarrollar acciones para reforzar la cooperación entre las administraciones públicas en orden a la protección de las víctimas y a la persecución de los mensajes de odio, o contra la memoria histórica y democrática, particularmente en las redes sociales.

    Igualmente, pedimos que el pleno del Ayuntamiento de Jerez se pronuncie a favor de una inmediata revisión del código penal español que convierta en delito la defensa pública de la dictadura franquista, algo que se debería haber hecho tiempo atrás, ya que un país democrático no debe homenajear a dictadores ni denigrar de ningún modo los valores asociados a la defensa de los derechos humanos y las libertades.

   Organizaciones de Jerez firmantes: GRUPO DE MEMORIALISTAS DE JEREZ, UGT, IZQUIERDA ANDALUCISTA, USTEA, CGT, PODEMOS JEREZ, ASOCIACIÓN DE FAMILIARES Y AMIGOS POR LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DE JEREZ, ANTICAPITALISTAS DE JEREZ

sábado, 13 de junio de 2020

Quitar YA los símbolos franquistas de Jerez

14 de junio Día de la Memoria Histórica y Democrática de Andalucía


En el año 2000, el periódico INFORMACIÓN JEREZ publicó un reportaje en dos páginas, donde mostraba una serie de símbolos franquistas en nuestra ciudad. Pues no se han quitado todavía, después de 20 años y muchas peticiones que se le han hecho al Ayuntamiento de Jerez, unos cuantos, muy destacados, de los que se señalan en ese reportaje. ¿Para cuándo al Ayuntamiento le saldrá de las narices hacerlo?. No entendemos cómo un ayuntamiento democrático puede no cumplir con la ley y demorarse dos décadas en asumir la obligación que tiene en materia de supresión de símbolos de la dictadura. Es increíble, pero no dejaremos que se siga incumpliendo la ley. Actuaremos en consecuencia.



 El periodista se equivocó... y el periódico rectificó:

Día de la Memoria Hca. Andalucía (Jerez, 2020)

14 DE JUNIO: DÍA DE LA MEMORIA HISTÓRICA Y DEMOCRÁTICA DE ANDALUCÍA Y DE RECONOCIMIENTO DE LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO.

El artículo 17 de la Ley 2/2017 de 28 de marzo de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía declara el 14 de junio de cada año el Día de recuerdo y homenaje a las víctimas del golpe de Estado militar de julio de 1936 y de la Dictadura. Por otro lado, el Decreto 9/ 2015 dispone que las instituciones públicas andaluzas impulsarán en ese día actos de reconocimiento de las mismas. La organización de esas actividades de reconocimiento ha venido dependiendo, algo nada extraño por otro lado, del signo político de esas instancias públicas. 

No emplearemos, a estas alturas, tiempo alguno en intentar justificar la necesidad de defender ese reconocimiento a las víctimas de aquella violencia política. No obstante, sí lo haremos, brevemente, para afirmar que, al menos, lo que esas víctimas y familiares no se merecen es la falta de respeto gratuita y estúpida y menos aún cuando esta procede, paradójicamente, de aquellos que están llamados a contribuir al fomento del ese respeto y reconocimiento. Nos explicamos: hace unos días, el 4 de junio, se reunió en Jerez la llamada Comisión Municipal de Memoria Histórica. Entre otros asuntos se propuso o acordó que la calle actualmente dedicada al militar fascista Comandante Arturo Paz Varela, jefe de bandera de milicias falangistas, cambiaría de nombre en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Asómbrense del cambio: la calle quedaría con igual nombre, pero suprimiendo la palabra «Comandante». Como si suprimir “führer”, “Duce”, “camarada”, “escritor” o cualquier otra palabra indicativa del cargo o empleo antepuesto al nombre y apellidos no recordara quién fue esa persona y cuál fue su participación en el sufrimiento y la violencia ejercida sobre sus víctimas. Si no fuera por lo serio del asunto, desde luego, la cosa sería para reír ante tanta estulticia, digámoslo educadamente. Y luego, desde luego, para llorar....

En el magnífico libro del profesor e investigador J. A. Carratalá Ríos, Nos vemos en Chicote. Imágenes del cinismo y el silencio en la cultura franquista, se recoge una esclarecedora cita del filósofo Tzvetan Todorov acerca de las víctimas de violencia y genocidios (“La mecánica del genocidio”, El País 25-3-2012). De ella queremos traer aquí hoy esta justificada constatación: “...oír hablar de las víctimas es desgarrador, provoca emoción y compasión, pero no nos enseña nada. Las víctimas no son responsables de esos hechos [la violencia] sino quienes han sufrido impotentes la voluntad de otros”. De ello se desprende la importancia y la necesidad, si queremos comprender de verdad, de conocer el contexto histórico y a aquellos que desde una situación de poder, de prepotencia e impunidad decidieron convertir en víctimas a esas personas. Porque allá donde identificamos a una víctima de cualquier clase de violencia, política o de la clase que sea, hay siempre también un ejecutor, un represor o un colaborador en la misma. En ese mismo trabajo del aludido filósofo e historiador de origen búlgaro se advierte que para avanzar en el conocimiento de esa violencia se hace necesario acudir a quienes cometieron esos actos, para intentar explicar, por ejemplo, en casos extremos de violencia como la del genocidio nazi, o franquista, cómo puede un hombre corriente convertirse en un verdugo de masas.

Sabido es ya que la violencia franquista iniciada con la Guerra Civil alcanzó una verdadera dimensión de eliminación en masa del adversario político o, simplemente, del
disidente, del tibio  o no afecto. Conocido es también que esta extrema violencia causó miles de víctimas y que la misma no se limitó al fusilamiento indiscriminado. Indiscriminado solo en cuanto al número se refiere, pues siempre se tuvo claro por sus ejecutores qué perfil debían tener sus víctimas. Es necesario insistir en que junto a los fusilamientos masivos el nuevo Estado creó una tupida e insalvable tela de araña de instancias represivas con tribunales especiales para perseguir a sus vencidas víctimas, para juzgarlas y condenarlas. 

En Jerez, también, esa represión fue amplia y variada, y no se limitó, como decimos, a las casi 400 víctimas documentadas que fueron eliminadas físicamente. De la mayoría de ellas aún no sabemos dónde sus verdugos decidieron que sus restos tuvieran su última morada, y más de la mitad aún no figuran ni siquiera inscritas en los registros civiles como fallecidas, También en nuestra ciudad hubo otras formas de represión: económica, laboral, cultural... Y también en ella esa represión necesitó de generosos y entusiastas colaboradores cuya identidad aún resulta desconocida en la mayoría de los casos. Unos colaboracionistas que una vez que pasó aquella etapa supieron convivir en adelante con ese pasado oculto, con esa faceta de su identidad en la oscuridad, sin que nadie les molestara, ni durante el tiempo que quedó de Dictadura, obviamente, ni durante la transición o en la “postransición”. Entre ellos hubo de todo, funcionarios, trabajadores, jueces, bibliotecarios, militares, gente corriente y anónima, etc. El historiador alemán Jonah Goldhagen ya nos advirtió hace años en su conocida obra Los verdugos voluntarios de Hitler. Los alemanes corrientes y el holocausto sobre el papel desempeñado por miles de ciudadanos alemanes corrientes y anónimos en el entramado nazi de las matanzas de judíos.

En Jerez más de 100 trabajadores del Ayuntamiento fueron destituidos y expulsados de
sus puestos de trabajo entre 1936 y 1942 siendo privados ellos y sus familias de su único medio de subsistencia. Esta forma de represión, como todas, necesitó de unos colaboradores especiales, unos jueces instructores, aunque no siempre hubo un procedimiento administrativo que “regulara” esa represión laboral. Estos jueces se encargaban de instruir los expedientes de depuración a esos trabajadores municipales y de presentar las propuestas de sanción que posteriormente, en la mayoría de los casos, eran aceptadas y confirmadas por el pleno del Ayuntamiento y que terminaban en muchos de ellos con la máxima sanción contemplada.

En la línea anteriormente expuesta acerca de la necesidad de conocer no solo la identidad de las víctimas sino de sus dañadores y de esos colaboradores en la represión, hoy queremos acercarnos a un mínimo perfil de uno de esos jueces instructores que intervino y actuó en la depuración y represión laboral de esos trabajadores del Ayuntamiento de Jerez entre 1941.

José Ángel Sánchez Esteve, según lo describía Antonio Salas Vega, Jefe Local de Información e Investigación de Falange en 1941, era un falangista de excelente espíritu
nacional sindicalista, dinámico en su proceder, recto y justiciero. Este abogado y periodista formó parte de esa maquinaria represiva puesta en marcha en la ciudad desde ese puesto de Juez Instructor de los expedientes de depuración. Fue, por tanto, el responsable último de que algunos de estos empleados municipales terminaran privados su único modo de subsistencia al ser expulsados. En julio de 1941 es propuesto por el nuevo alcalde López Carrizosa para desempeñar esa labor de juez instructor encargado de continuar con la instrucción de los expedientes de depuración laboral aún pendientes de resolución. La intervención de Sánchez Esteve como juez depurador tuvo como consecuencia la destitución con pérdida de todos los derechos, excepto los de carácter pasivo, de los funcionarios Luis Felipe Ciuró García, Jefe de Negociado de 3ª y del cabo de la guardia municipal Juan Manuel Mellado Ríos, acusado de anarquista, más la separación absoluta del también funcionario Antonio Iglesias Alegre. Las propuestas de sanción de este juez instructor para estas tres víctimas y sus familias resultaron fatales.

Las circunstancias políticas de la Guerra le permitieron ir perfilando y engrosando un currículum con el que ubicarse conveniente y ventajosamente en la Nueva España que nacía, hasta llegar a ser nombrado en propiedad Director Gerente de la Sociedad Anónima de Abastecimiento de Aguas de Jerez, municipalizada desde hacía tiempo. Este abogado que en 1936 contaba tan solo con 29 años perteneció a la plantilla de redactores del periódico derechista Ayer desde 1937, además de ser administrador del mismo diario dirigido por Enrique Bitaubé Núñez. Desde esta misma fecha desempeñó un puesto dentro del Servicio Nacional de Prensa en la ciudad. 
Definido como hombre “apolítico”, aunque de marcada significación derechista antes de la Guerra, (llegó a ser interventor en las elecciones del 36 a favor de partidos de derechas), cuando se produjo el golpe militar en julio del 36 fue uno de los muchos jerezanos que hasta ese momento habían aguardado embozados esperando una situación propicia, como la que ahora se les presentaba, para presentarse públicamente tal como eran y pensaban realmente. Por eso, nuestro joven abogado y periodista acudió a presentarse inmediatamente en el cuartel Fernando Primo de Rivera ante el golpista comandante militar de la ciudad Salvador Arizón Mejías poniéndose a sus órdenes para lo que este dispusiera. En estos primeros días prestó diversos servicios de armas desde el 22 de julio del 36. En septiembre de ese año se afilió a la Falange, donde figuró con el número 1064. Al poco tiempo fue ascendido en ella a jefe de centuria, llegando posteriormente a ocupar en la organización el cargo de asesor jurídico. Como militante de primera línea prestó servicios de armas en el 5º Batallón-Bandera de Falange de Cádiz desde 2-9-1938 hasta 2-1-1939, “servicios” todos por los que le fue concedida la Medalla de Campaña.

Poco antes de la ocupación de Madrid marchó allí formando parte del equipo de Auxilio
Social de la provincia de Cádiz donde llevó a cabo actividades relacionadas con el abastecimiento en la zona de Vicálvaro. Allí se ocupó de organizar reparto de alimentos a una famélica población sometida desde hacía casi tres años a un duro asedio alimenticio. A esta equivocada y descarriada población que durante todo este tiempo había dado su apoyo al gobierno de la República se la podía empezar a conquistar a través del estómago. A esta patriótica faena también coadyuvó nuestro personaje.

Sánchez Esteve desempeñó además el cargo de Fiscal Municipal Suplente en Jerez. En el año 1940 era teniente de alcalde por nombramiento gubernativo en la corporación municipal presidida por el entonces alcalde y también falangista José de Mora Figueroa
Gómez Imaz. Todos estos servicios prestados a favor del Glorioso Movimiento Nacional tuvieron su recompensa y en 1941 fue designado mediante “concurso de méritos” para ocupar en propiedad la plaza de Director Gerente de la Sociedad Anónima de Abastecimiento de Aguas Potables de Jerez, un servicio que estaba municipalizado y que ya venía desempeñando con carácter interino.
Esta designación sin embargo no estuvo exenta de incidencias y controversias y denuncias por parte de uno de los otros dos aspirantes que también optaba a esa plaza. El también concursante y abogado, oficial 1º de Complemento, asesor por el Cuerpo Jurídico Militar en la Auditoría de Guerra del Ejército de Marruecos, José Bedoya y Amusategui, natural de Cádiz pero vecino de Jerez protestaba en su solicitud por entender que las bases del concurso presentadas por parte del Consejo de Administración de la Sociedad de Aguas parecía que habían sido redactadas exprofeso para que esa plaza objeto del concurso de méritos fuese a parar a manos de José Sánchez Esteve. Denunciaba igualmente que en ellas no se cumplía lo mandado en la orden de 25-8-1939 que establecía en su artículo primero que ese tipo de plazas únicas debían ser adjudicadas en primer lugar a los llamados Caballeros Mutilados, si había alguno entre los aspirantes, y en caso de que no, a los Oficiales Provisionales o de Complemento como era su caso, siempre que reunieran los requisitos necesarios de capacitación. Denunciaba también que en esas bases del concurso se exigían unos requisitos no exigidos en la anterior ley, dando a entender que estaban redactadas para que Esteve se hiciera con la plaza, como ya se indicó. De nada sirvieron estas advertencias de este concursante. La plaza fue finalmente adjudicada en propiedad a este meritísimo falangista José A. Sánchez Esteve. Asistimos a algo que fue habitual en la posguerra entre los afectos al Movimiento Nacional, a una lucha y competencia, a veces despiadadas, por acceder a las recompensas y prebendas que el franquismo instituyó para premiar a sus fieles seguidores con el reparto de plazas en las distintas administraciones públicas.
Por todo lo dicho este Este Grupo de Memorialistas, una vez más, debe pedir: 1º) el abandono de actitudes frívolas en el tratamiento de todo aquello que tiene que ver con la Memoria Histórica y las víctimas, 2º) el cumplimiento serio y sincero de las muchas tareas aún pendientes en esta materia en aquello que atañe a la responsabilidad del Ayuntamiento de Jerez , 3º) que el Ayuntamiento recuerde que ello es imperativo de ley y 4º) que los responsables de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Jerez abandonen de una vez esa actitud que les hace moverse solo o a golpe de oportunismo o de reconvenciones de última hora del Defensor del Pueblo de Andalucía.

Jerez, a 14 de junio de 2020

jueves, 11 de junio de 2020

Pedagogía de la memoria histórica en Jerez (14 junio 2020)

Una buena noticia -que es un placer divulgar aquí- a las puertas del día 14 de junio, Día de la Memoria Histórica de Andalucía: los alumnos y alumnas de 1º de bachillerato del instituto Álvar Núñez, de Jerez, activan una web con una serie de trabajos acerca de la memoria histórica en nuestra ciudad.

El Grupo de Memorialistas de Jerez, algunos de cuyos miembros han colaborado en algunas partes de este emotivo, documentado, trabajado y participativo proyecto educativo sobre la memoria histórica, aprovecha este especial momento en las cercanías del 14 de junio para felicitar sinceramente a los profesores (como Bartolomé Benitez Reyes, que pertenece también a nuestro Grupo y ha impulsado esta novedosa iniciativa), a las alumnas y a los alumnos por esta web tan interesante: https://sites.google.com/view/antigonaenjerez/página-principal

un ejemplo de uno de los vídeos realizados por los alunmnos/as:

Animamos a otros institutos y centros educativos de la ciudad a seguir esta senda de aprendizaje, convivencia y concienciación del alumnado en lo que se refiere a memoria histórica y democrática. Recordemos lo que dice la actual ley de memoria histórica de Andalucía:

"...la importancia que el conocimiento de la verdad tiene para lograr los fines de esta ley y fortalecer los valores democráticos, y por ello obliga a que la materia de la memoria democrática sea incluida en el currículo de la educación secundaria obligatoria, del bachillerato y de la educación permanente de personas adultas, así como en los planes de formación del profesorado, y pueda ser considerada en los estudios universitarios que proceda".

lunes, 8 de junio de 2020

El pueblo que un día existió.

La Sauceda (Cádiz) era el diamante en bruto de la Segunda República. Todo se esfumó la mañana del 31 de octubre de 1936. Los sublevados llevaron a cabo el primer ataque aéreo registrado en España. El pueblo quedó completamente destruido y sus habitantes fueron recluidos en El Marrufo. Este cortijo se convirtió durante meses en un campo de torturas y exterminio. Hoy solo quedan los restos de aquella masacre.

Por Emilio Valenzuela Guerrero.7 de junio de 2020
Fotografía: Emilio Valenzuela


“Mi padre fue bajando a todos mis hermanos uno por uno con una cuerda. Mi madre ya había bajado antes. La cueva era bastante grande y no había otra manera de poder acceder. Estuvimos casi un mes allí dentro. Cuando la comida ya escaseaba, a mi padre no le quedó más remedio que salir en busca de alimentos. Esperó a que el conflicto apaciguara. Ya no se escuchaban tiros ni bombas. Todavía recuerdo el momento en el que mi padre salió de la cueva. Ya no volvimos a verlo nunca más”. Domingo Rodríguez, junto a sus cuatro hermanos y su madre, estuvieron escondidos en una cueva refugiándose del ataque que las tropas sublevadas estaban llevando a cabo en La Sauceda.



La escena que relata se produjo en el Valle de La Sauceda en el año 1936, al inicio de la Guerra Civil. La Sauceda se ha convertido en una de las rutas de senderismo más visitadas de Andalucía, pero muy pocos conocen su trágico pasado. El cielo azul por el que hoy vuelan las aves en total libertad, se tiñó de gris metálico la mañana del 31 de octubre de 1936. Ese día, cuatro aviones Breguet del ejército franquista bombardearon todo. Los caminos de piedra y hierba por los que hoy pasean miles de amantes de la naturaleza, fueron testigo la mañana del 1 de noviembre de 1936, de la entrada de cuatro columnas militares que destrozaron y asesinaron a los habitantes de La Sauceda. Las cuevas que hoy se llenan de buitres y de turistas sorprendidos por su belleza, sirvieron de refugio para muchas familias que huían del ataque fascista. Se trata de una belleza natural que oculta la catástrofe más absoluta.

El 26 de abril de 1937, Guernica fue bombardeada por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana. En parte, gracias a Picasso, todo el mundo conoce la trágica historia de Guernica. El bombardeo se ha convertido en un símbolo de los horrores de la guerra para todo el mundo. Y no es por quitarle importancia. Faltaría más. Pero es que aquí, en la provincia de Cádiz, tenemos nuestro particular Guernica. Y eso es algo que hay que reivindicar. Ocurrió antes, el 31 de noviembre de 1936. Además, Guernica pudo reconstruirse y es hoy una gran ciudad; La Sauceda, desde el día bombardeo, dejó de existir para siempre. Ahora, cuando cientos de personas pasan cada día por sus caminos, lo hacen sin saber que ahí vivió un pueblo que fue masacrado hasta su extinción por el franquismo. Lo hacen sin saber que ahí hubo otro Guernica.

La Sauceda: así era y así se organizaba
Alcornoques y quejigos centenarios se abrazan por encima de las chozas. Piedras gigantescas abrigadas por un aterciopelado musgo que las tiñe de verde. Una manta gigante de helechos que parecen iluminarse cuando brilla el sol. Todo rodeado de una fauna única.  Siempre con el rumor del agua de fondo, que sirve como banda sonora para crear una postal de ensueño. Así era La Sauceda. Un lugar mágico en todos los sentidos.

Estaba inmersa en lo que hoy se conoce como el Parque Natural de los Alcornocales. Aunque perteneciera a Cortes de la Frontera (Málaga), algunas zonas eran de territorio gaditano. No cumplía con el prototipo de pueblo andaluz que todos tenemos en la cabeza. Era más bien un diseminado poblacional parecido a las aldeas gallegas. Toda la zona del Valle de La Sauceda estaba dividida en doce núcleos habitados, entre los cuales, uno de ellos, se llamaba La Sauceda.

A pesar de ser un pueblo perteneciente a Cortes de la Frontera, tenían su propia forma de organización. Eran totalmente autosuficientes. Esta autarquía está estrechamente ligada a la idea y al modo de vida que se quería conseguir en la España republicana. La Sauceda era una perfecta organización comunal.

Se podría decir que La Sauceda era el diamante en bruto, la cúspide de lo que quería llegar a ser la Segunda República española en cuanto a organización y convivencia. Fernando Sígler, un historiador que ha dedicado gran parte de su carrera a investigar sobre los hechos ocurridos en La Sauceda, nos habla sobre cómo se organizaban políticamente. “La organización estaba fundamentada en el establecimiento de los llamados Comités de Defensa Republicanos, repartidos por distintos puntos del territorio”. Estos grupos eran los encargados de organizar la vida laboral de los que allí vivían y, a través de un economato, también repartían la alimentación para los vecinos.

Objetivo golpista
El golpe de Estado estalla el 17 de julio de 1936 en Melilla. Pero para conseguir la entrada en la península de las tropas de Marruecos, Cádiz y, más concretamente, la zona del Campo de Gibraltar, pasarían a ser un objetivo prioritario para los fascistas. A través de ahí podrían pasar a Málaga, todavía en manos republicanas y con un fuerte bloque de resistencia.

Se dice que en Cádiz no hubo guerra. Aquí no hubo dos bandos. Esto es así porque las tropas franquistas no encontraron prácticamente oposición a la hora de ocupar los pueblos de la sierra gaditana. Los sublevados campaban a sus anchas ante campesinos y ganaderos que lo máximo que tenían para su defensa era una escopeta.

El 28 de septiembre, más de dos meses después de la insurrección militar, caería el último pueblo de la provincia de Cádiz, Jimena de la Frontera. Los fascistas iban cerrando el cerco cada vez más hasta llegar al último foco de resistencia republicana de la provincia: La Sauceda. Este pueblo estaba dispuesto a luchar hasta las ultimas consecuencias por la defensa de la democracia.

La voz iba corriendo al mismo tiempo que las tropas iban tomando cada pueblo. Tras el runrún que avisaba de la cercanía franquista, procedía una estampida de personas que huía cada vez más al interior. El único sitio que permanecía con la llama republicana encendida era La Sauceda. Esta abrió sus puertas y recibió a refugiados de todos los pueblos de alrededor. La población aumentó de manera considerable y organizaron un Comité de Defensa Republicano. Los sublevados, que hasta ese momento no habían encontrado ningún tipo de oposición, no iban a tenerlo tan fácil con La Sauceda. El ejercito franquista era consciente de que ahí se había formado un importante núcleo defensivo muy difícil de batir. Esta situación provocó que los golpistas llevaran a cabo un plan especifico y novedoso para la toma de La Sauceda.

El primer ataque aéreo de España
El día elegido para ejecutar el plan de ataque fue el 31 de octubre de 1936. La Sauceda fue bombardeada por completo. Sería el primer ataque aéreo hacia población civil registrado en España. Se han llegado a publicar noticias y reportajes en los que se afirmaba que la Legión Cóndor fue la encargada de llevar a cabo el bombardeo. Estaban equivocados. La aviación nazi, que sí actuó en otros puntos de España, no tuvo nada que ver con el ataque a La Sauceda. El historiador Fernando Sígler, ha investigado sobre el caso y ha podido recopilar la orden dictada desde Sevilla que certifica que la autoridad de los hechos corrió a cargo de los sublevados. Tanto el ataque aéreo como la posterior invasión por tierra.

La nota también señala que en La Sauceda “habría un núcleo de huidos enemigos”. Esto evidencia la migración en masa hacía este lugar por parte de los pueblos que ya habían sido invadidos. Según los datos de esta orden militar, había un total de 800 hombres. Especifican también el tipo de defensa del que disponían: “la mayoría de ellos armados de escopetas y unos 100 con fusiles”. Estaban dispuestos a plantarles cara al fascismo, pero la diferencia armamentística entre ambos grupos era abismal. Tenían poco que hacer.

“Me acuerdo del día del bombardeo igual que del desayuno de esta mañana”. Con estas palabras José Lobato, ya fallecido, explicaba para el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, cómo vivió aquel trágico momento. “Empezaron tres aviones a dar vueltas muy bajitas por encima de La Sauceda. Cuando ya tenían la zona controlada, empezaron a soltar bombas”. José tenía 89 años cuando contó su historia. El día del bombardeo era un niño de tan solo 12 años. El sonido de las bombas le seguía retumbando los oídos siete décadas después. “Recuerdo que estábamos todos tumbados en mi casa. Tirados en el suelo asustados. Mi padre no paraba de asomarse y las bombas no dejaban de caer. Yo me quedaba fijamente mirando el techo. Creía que se nos iba a caer encima”.

La entrada de las columnas militares
El bombardeo dejó un panorama desolador. Pero el drama acababa de empezar. Al día siguiente, cuatro columnas militares entraron para acabar con lo poco que quedaba. Fernando Sígler especifica cómo estaban compuestos estos grupos. “Serían cuatro columnas de entre 75 y 150 miembros cada una. Con unas ocho agrupaciones de voluntarios falangistas, requetés, guardias civiles, carabineros, de entre 80 y 125 militares. En números redondos podríamos estar hablando de entre 2.000 y 3.000 personas”.

Para asegurarse la total destrucción de La Sauceda, las columnas fueron quemando una por una las chozas que habían podido resistir a las bombas que cayeron el día anterior. Pero antes de esto, entraban los regulares (tropas marroquíes), para saquear todas las viviendas. Este era el beneficio que obtenían por apoyar el golpe. Podían llevarse todo aquello que quisieran de los pueblos que iban tomando.

“Ya se habían llevado a mi padre. Mi madre salió huyendo conmigo y con mis dos hermanos. Cuando las tropas acabaron su trabajo, mi madre volvió a La Sauceda para recoger las cosas que había en dejado en casa, pero nos quitaron todo. Teníamos vacas, teníamos pavos, teníamos cochinos… ¡hasta dos cochinos matados nos quitaron! Nos dejaron sin nada”. La memoria de Pepa sigue intacta 84 años después de la masacre. La que fuera hija del presidente del Comité de Defensa Republicano de La Sauceda, perdió a su padre cuando solo tenía cuatro años. Su madre se quedó sola con tres hijos pequeños.

Destrucción, exterminio y saqueos
En apenas 48 horas, la represión franquista truncó los sueños de cientos de familias que vieron de cerca la mejora de sus condiciones de vida con la llegada de la república. El enseñamiento de las tropas sublevadas con La Sauceda fue atroz. Los rebeldes tenían temían que pudiera cundir su ejemplo de resistencia en los demás pueblos. Además, “los sublevados no podían permitirse tener una bolsa de resistencia en su propia retaguardia. Su objetivo era llegar a Málaga y no podían dejar que en su camino hubiera un núcleo de resistencia tan potente. Tenían que destruirlo como fuera”, señala Fernando Sígler.

La madre de Pepa, nuestra anterior protagonista, vivió una situación que refleja a la perfección la soledad e indefensión que sufrieron las familias tras el ataque y el posterior saqueo. Su marido había sido asesinado y les habían robado todo aquello que tenían. Se quedó sola con 24 años y tres niños pequeños a su cargo. No tuvo más remedio que realizar labores que hasta entonces nunca había experimentado. Decidió ponerse a vender por los pueblos. “Mi madre iba vendiendo como hacía todos los días. En un pueblo cercano, dio la casualidad de que se encontró a una amiga de la infancia. Esta le dijo que se iba a casar y la invitó a que entrara en su casa para así enseñarle las reformas y las compras que había hecho para empezar su nueva vida en pareja. Cuando entraron en la habitación mi madre se quedó de piedra. ¡Ay, esa es mi cama!”, narra Pepa con resignación.

La amiga de la madre de Pepa había comprado, sin saberlo, el cabecero y los pies de su cama. Lo hizo en El Marrufo, allí donde vendían todos los objetos robados de las casas de La Sauceda. Accedió a devolvérsela y, 80 años después, sigue usándose. Pepa conserva el cabecero y su hermana los pies. “Este es el único recuerdo que me queda de mi padre”, lamenta Pepa.

El Marrufo: un campo de exterminio
En la toma de La Sauceda, los que no fueron fusilados in situ, los trasladaron a El Marrufo. No se imaginaban entonces que allí estarían recluidos más de un año. Desde el primer día del acuartelamiento se puso en marcha la maquinaria franquista. Muchas mujeres eran violadas y a otras les rapaban el pelo. Los prisioneros pasaban horas y horas sin comer y les realizaban todo tipo de torturas. Dormían tirados y amontonados como perros y, por último, eran fusilados con el conocido como ‘tiro de gracia’.

La gente hablaba del “cerrillo de los muertos”. Este era el lugar donde fusilaban a los prisioneros de El Marrufo. Estaba situado detrás de los barracones donde dormían los hombres. Allí los colocaban en fila con las manos amarradas por alambres. Después, recibían un disparo en la cabeza y caían dentro de las fosas. “Las fosas las abrían las mismas personas que luego iban a ser fusiladas. Estaban cavando su propia tumba. Luego, amigos o conocidos de toda la vida eran los que iban a enterarlos”. Chavales que tenían que enterrar en fosas a sus propios amigos. Esta es la triste realidad de El Marrufo contada por uno de sus supervivientes, José Lobato.

Lobato afirmó que él tuvo suerte de poder contarlo porque, “allí se salvaron muy pocos”. Es muy difícil calcular el número de personas que perdieron la vida en El Marrufo. Los sublevados tenían la misión de hacer ‘una limpia’ y para ello, no podían perder tiempo en juzgar a la gente. El escritor jerezano ya fallecido, Gómez Palomeque, encontró un documento fundamental para conocer, grosso modo, cuántas personas pudieron ser fusiladas en El Marrufo. Era el libro de defunciones de la ermita de El Mimbral. Uno de los núcleos habitados del valle de La Sauceda. Fue elaborado por el presbítero de la ermita, Salvador Alberto.

Este eclesiástico, por iniciativa propia, quiso dejar constancia por escrito de los feligreses que faltaban a su parroquia después de los acontecimientos ocurrido en El Marrufo. “Gracias a que aparecía la fecha en la que fueron fusilados, se ha podido hacer la frecuencia media de los asesinatos que se llevaban a cabo en El Marrufo. Si hubo 18 fusilamientos en cinco días, la media era de casi cuatro fusilamientos diarios. Y estamos hablando solo de este núcleo reducido que aparecía en el documento del presbítero”, aclara Fernando Sígler.

Se concluye que, ante la falta de documentación y por la forma en la que los rebeldes realizaron los fusilamientos, es casi imposible saber con exactitud cuántas personas fueron asesinadas en el Valle de la Sauceda. Los historiadores afirman, casi con toda seguridad, que el número de fusilados es todavía mayor. Carlos Perales, historiador gaditano, cree que pudo haber más de 300 asesinatos. “Antes siempre se hablaba de Guernica. Ahora, después de mucho tiempo, sabemos que la llamada ‘desbandá’, de la carretera de Málaga a Almería, fue uno de los episodios más terribles de la Guerra Civil. Estoy seguro de que cuando se acabe la investigación en La Sauceda, estaremos ante uno de los sucesos más sanguinarios de la guerra en Andalucía. Sin duda alguna podríamos calificarlo como un auténtico genocidio”.

domingo, 7 de junio de 2020

"Esta noche se decidirá lo que sea" (Manuel de la Calle, Jerez, 1936)

Publicado en Diario de Jerez/Diario de Cádiz (07/06/2020)

"Esta noche se decidirá lo que sea". Manuel escribió una carta a su madre antes de ser fusilado. Continúa la búsqueda de sus restos y los de otros fusilados en Jerez, Jimena y San Fernando

Gafas y tiro en la cabeza, en unos restos hallados en San Fernando (imagen proporcionada por Amede). / AMEDE

T.R.

Cádiz, 07 Junio, 2020 - 06:00h


Manuel de la Calle, de 40 años, viudo con seis hijos, le escribió a su madre una carta cuando estaba detenido. “El asunto me parece que va por un buen camino. Yo espero que esta noche se decidirá lo que sea”, decía el hombre. Acertó en su segundo pronóstico pero falló en el primero. Los militares que se habían rebelado contra la República lo fusilaron y enterraron luego el cadáver en una fosa del cementerio de Jerez. Ni a la madre de Manuel ni a sus hijos les dejaron hacerle un entierro ni les dijeron dónde estaba la fosa ni nada. Tampoco les permitieron durante el franquismo intentar recuperar los restos mortales para trasladarlos a una sepultura con su nombre, donde llevarle flores, donde honrar su memoria. Es el nieto de Manuel, Amaro de la Calle, quien trata ahora de enmendar esa anomalía.

Amaro y otros familiares de represaliados están empeñados en conseguir lo que les fue prohibido a los hijos, padres, viudas y viudos durante el franquismo. Al contrario de lo que hizo la dictadura con sus muertos enterrados en fosas (buscó los restos y recuperó los que fue posible), el régimen democrático no ha afrontado directamente esa tarea: no ha buscado y recuperado los restos de los que mataron los franquistas. Por eso algunas instituciones como la Diputación Provincial de Cádiz están financiando las excavaciones que emprenden las asociaciones de memoria histórica.

Ahora, con un nuevo aporte de fondos de la Diputación, gracias a la iniciativa del servicio de Memoria Histórica y Democrática, del que es responsable la diputada Lucía Trujillo, podrán Amaro y otros continuar con su búsqueda. En Jerez, en San Fernando y en Jimena.

Las excavaciones en Jerez comenzaron hace un año en la zona de la ciudad que ocupaba el cementerio de Santo Domingo. Hallaron fosas en el Parque Scout. Pero en ellas no había restos de ningún represaliado. Los trabajos se reanudarán en el mismo parque, tras un estudio exhaustivo de los planos del antiguo camposanto. Un testimonio oral puede dar ahora una buena pista para encontrar la fosa en la que eran enterrados los fusilados.

Amaro, que es presidente de la Asociación de Familiares y Amigos por la Recuperación de la Memoria Histórica de Jerez y Comarca, explica que en Jerez cayeron bajo las balas de los golpistas al menos 600 personas (sobre las que hay documentación) y probablemente muchas más. Una de ellas, su abuelo, que era presidente del sindicato anarquista de camareros y cocineros.


Manuel de la Calle.

Manuel de la Calle se escondió en una casa, en Jerez, cuando empezó la guerra. Hubo una delación y fue detenido. Lo encerraron en el cuartel de la calle Empedrada tres días y allí escribió la carta sin fecha que su familia encontró hace unos años, traspapelada entre otros documentos. Dice así: “Mamá, no me mande usted nada de comer, nada más que cosas como café y caldo. No crea usted que estoy malo, sino que no tengo ganas de comer. El primer día me pelaron y me dieron el purgante y me quitaron el bigote, pero todo me hacía falta. Lo único que echo de menos son los dos colchones de lana. El asunto me parece que va por un buen camino. Yo espero que esta noche se decidirá lo que sea. Yo las sentí a ustedes anoche, a todas. Muchos besos para los niños, abrazos para usted y recuerdos para todos los vecinos. Manolo”.


Carta de Manuel de la Calle 1

La madre y las hermanas de Manuel acudieron al cuartel para pedir que lo soltaran, comenta Amaro. Y él les dice en su carta que oyó cómo lo llamaban o gritaban para intentar comunicarse con él. De allí fue trasladado al Teatro Eslava e inmediatamente lo fusilaron.


Carta de Manuel de la Calle 2

También fue fusilado, en Jimena, Pascual Collado. Su nieto, del mismo nombre, está pendiente de las excavaciones que la Diputación financiará en ese municipio, en el cementerio antiguo, que se encuentra en el entorno del castillo, en la zona alta del pueblo, y que aún hoy tiene uso. Fue el principal lugar de enterramientos de represaliados. Y de fusilamientos. Hubo una excavación en las zonas señaladas por un georradar y en una de ellas aparecieron restos de cuatro personas con signos evidentes de haber sido fusiladas. Luego se volvió a tapar la fosa, no se extrajo ningún resto.

En esta segunda fase serán exhumados los restos y serán recabadas las muestras necesarias para el estudio de ADN, para tratar de identificar a los fusilados. Pascual explica que estiman que puede haber enterrados de 35 a 40 vecinos de Jimena, según el resultado de las investigaciones de varios historiadores, fundamentalmente de José Manuel Algarbani.

Pascual Collado (y su hijo Alejandro), con una fotografía de su abuelo.Pascual Collado (y su hijo Alejandro), con una fotografía de su abuelo.


Pascual Collado (y su hijo Alejandro), con una fotografía de su abuelo.

El abuelo de Pascual tenía 47 años y cinco hijos pequeños. Era comerciante; se dedicaba a la compraventa de cereales. Bien situado económicamente, no estaba adscrito a ninguna opción política ni sindical. Fue de los primeros fusilamientos que hubo en Jimena: el 6 de octubre de 1936. Jimena cayó en manos de los golpistas el 28 de septiembre. Su muerte salvó vidas, anota su nieto. Muchos afiliados a partidos de izquierda o a sindicatos que se habían escondido o huido, no volvieron al pueblo. Si han matado a Pascual Collado, qué no harán conmigo, se decían. Pascual explica que a su padre y a sus tíos les dijeron que estaba enterrado en un lugar del cementerio, entrando a la derecha. Es el sitio en el que aparecieron los restos de los cuatro fusilados. La familia tiene la esperanza de que uno de los cuatro sea Pascual.

La viuda de Pascual nunca quiso ir al cementerio desde el fusilamiento. Decía que no quería hacer el último recorrido que había hecho su marido. Siempre tuvo la ilusión de recuperar sus restos y darles otra sepultura. Pero murió en 1962 con la pena de no poder lograrlo y con un recuerdo muy vivo: el de los tres días en que le llevó el desayuno y la comida a la cárcel, allí en Jimena. Una mañana llegó y le dijeron: esta comida llévatela para tu casa, que a tu marido ya no le hace falta.

Esa es una escena que se repitió en muchos pueblos de España. También en San Fernando, donde el dinero de la Diputación permite ahora continuar en el cementerio con las excavaciones que ya han recuperado los restos de 106 fusilados. “Calculamos que hay más de 200 fusilados enterrados en las fosas”, explica Javier Pérez Guirao, presidente de Amede, la asociación de memoria democrática de La Isla. La estimación surge de las investigaciones realizadas por Miguel Ángel López Moreno, que ha donado a Amede, para los gastos de las excavaciones, los ingresos que proporcione la venta del libro República, alzamiento y represión en San Fernando.

Vainas de munición de fusil Mauser halladas en una fosa en San Fernando.Vainas de munición de fusil Mauser halladas en una fosa en San Fernando.


Vainas de munición de fusil Mauser halladas en una fosa en San Fernando. / AMEDE

Los nuevos trabajos, esta vez en la fosa número 7, ya han comenzado en el cementerio de San Fernando ¿Cómo saben que están ante los restos de un represaliado? Javier dice que es una pregunta que siempre surge cuando explican en una charla o en un acto lo que están haciendo.

Lo cuenta de nuevo. En el equipo, señala, hay un antropólogo forense que sabe diferenciar a través de los huesos el sexo, la edad, el tipo de trabajo que realizó esa persona, las enfermedades que padeció en vida, o incluso si la persona era diestra o zurda, si caminó mucho, si hizo trabajos manuales...

En los enterramientos habituales, los cuerpos van en cajas (la madera, no aparece, pero sí los clavos del ataúd y una marca en torno a los huesos) y el esqueleto está boca arriba y con las manos sobre el pecho. “En las fosas de la represión”, dice Javier, “se ve que los cadáveres fueron enterrados unas veces en ataúdes y otras no. Pero los cuerpos están de cualquier forma; no están bien colocados; están de lado, boca abajo, entremezclados unos con otros. Y, sobre todo, aparecen orificios de proyectiles en los cráneos y fracturas de huesos en el momento de la muerte, algunas por impacto de balas. Por todo ello, el antropólogo sabe que fue una muerte violenta”.

Objetos hallados en una fosa en San Fernando. Lápiz, navaja plegada, libro de papel de fumar, proyectil, caja de cerillas y monedas.Objetos hallados en una fosa en San Fernando. Lápiz, navaja plegada, libro de papel de fumar, proyectil, caja de cerillas y monedas.


Objetos hallados en una fosa en San Fernando. Lápiz, navaja plegada, libro de papel de fumar, proyectil, caja de cerillas y monedas. / AMEDE

En las fosas aparece también ropa. Y salen de las fosas suelas de zapatos y objetos personales: gafas, monedas, llaves, cajas de cerillas, carteras... Pequeñas cosas pero que adquieren ahora un enorme valor sentimental.

miércoles, 3 de junio de 2020

El Ayuntamiento de Jerez no respeta la Ley de Memoria Histórica de Andalucía.


Nota de prensa 03-06-2020 del Grupo de Memorialistas de Jerez.-

EL AYUNTAMIENTO DE JEREZ SE NIEGA A INFORMAR AL DEFENSOR DEL PUEBLO ANDALUZ SOBRE MEMORIA HISTÓRICA

El Grupo de Memorialistas de Jerez denuncia la pasividad calculada, crónica y cercana a la prevaricación que mantiene el Ayuntamiento de Jerez en materia de memoria histórica, una pasividad que incluye la negación de información al Defensor de Pueblo Andaluz (DPA) sobre la acción municipal en dicha área y cumplimiento de la Ley de Memoria Hca. de Andalucia.

Con fecha de10/02/2020 el Grupo de Memorialistas de Jerez dirigió una queja, que fue admitida a trámite, al Defensor del Pueblo Andaluz por la pasividad y falta de información que el Ayuntamiento de Jerez practica en lo que se refiere a la memoria histórica. Efectivamente, la denuncia del Grupo de Memorialistas tenía y tiene todo su sentido si se repara en el hecho de que, por tres veces, se ha dirigido el DPA al Ayuntamiento de Jerez solicitando información al respecto y no se le ha dado, tal como el mismo DPA ha informado por escrito al Grupo de Memorialistas; por cierto un grupo que desde hace tiempo está siendo intencionadamente ignorado por el Ayuntamiento,  no siendo invitado a las muy escasas reuniones que el concejal de turno ha organizado a través de su casi inoperante Oficina Mpal. de la Memoria Histórica y Democrática.

El Grupo de Memorialistas de Jerez ya ha pedido públicamente, y así lo reiteramos aquí, que la alcaldesa de Jerez tome cartas en el asunto y traspase la competencia de memoria histórica a otro concejal o concejala que se ocupe (además de contestar al DPA) con más diligencia de los trabajos relacionados con esta área: 1º) adhesión del Ayuntamiento de Jerez a la querella argentina, 2º) retirada de símbolos franquistas de la vía pública, 3º) emisión en ONDA JEREZ de programas relativos a memoria histórica, 4º) iniciativas en los centros de enseñanza, 5º) financiación de publicaciones sobre memoria histórica en Jerez, 6º) inscripción en el registro civil de fusilados en 1936-1939, 7º) implementación de un banco de ADN en Jerez para aquellos familiares que así lo soliciten, 8º) publicación de un censo oficial de asesinados en Jerez, 9º) monumento a las víctimas del franquismo en un lugar céntrico de la ciudad, 10º) retirada de honores que el Ayuntamiento concedió en su día a personajes del franquismo (como Fraga Iribarne), 11º) nueva rotulación de calles con nombres de personas que fueron asesinadas por el franquismo en Jerez, 12º) reorganización de la Oficina Mpal. de Memoria Hca., etc.

Anunciamos que no permitiremos que esta situación de pasividad municipal continúe así, y recurriremos a la Fiscalía, y a los tribunales si hace falta, para que, en primer lugar, el Ayuntamiento de Jerez, de forma urgente, conteste al DPA y, cumpliendo la ley como es su deber, elimine ya varios conocidos símbolos franquistas que aún señorean las calles de Jerez.

VERDAD, JUSTICIA, REPARACIÓN

lunes, 1 de junio de 2020

Los escudos franquistas de la Escuela de Arte de Jerez.



El Grupo de Memorialistas de Jerez, y antes la Plataforma por la Memoria Democrática, se ha dirigido numerosas veces al Ayuntamiento y a la Delegación Provincial de Educación pidiendo que se supriman dos grandes escudos franquistas que se encuentran en la fachada de la Escuela de Arte de Jerez, en c/ Porvera, 54.

Antes de llevar a los tribunales al Ayuntamiento de Jerez por incumplir la legislación andaluza y estatal en materia de memoria histórica y símbolos franquistas en la vía pública, decidimos hace pocos meses dirigirnos al Defensor del Pueblo para que este preguntara al Ayuntamiento de Jerez a qué se debe su crónica inacción en este sentido; y ya el Defensor del Pueblo andaluz, que aceptó nuestra queja, nos ha dirigido una carta diciéndonos que el Ayuntamiento de Jerez no le contesta...

Llama poderosamente la atención que un Ayuntamiento como el nuestro que tiene una Oficina Municipal de la Memoria Histórica y Democrática no haga nada sobre las muchas peticiones y reivindicaciones que le hemos presentado en tiempo y forma. Nos sigue sorprendiendo su tosca técnica de dejar pasar el tiempo y no hacer absolutamente nada al respecto. Luego el PSOE de Jerez se preguntará, quizás, por qué la ultraderecha ha crecido tanto en la ciudad.

Manifestamos no solamente nuestro rechazo a esta calculada pasividad municipal en materia de memoria histórica, sino que volvemos a expresar públicamente nuestra determinada disposición a llevar al Ayuntamiento de Jerez a los tribunales si no cumple con la legislación vigente y suprime de la vía pública los símbolos franquistas que aún quedan esparcidos por la ciudad.