(Memorial a las víctimas del franquismo levantado por el ayuntamiento de Castuera (Badajoz) en 2017)
Gracias a la constancia reivindicativa de los familiares de víctimas del franquismo en Jerez y gracias al Grupo de Memorialistas, que ha aportado noticias, copias de documentos históricos, testimonios orales e investigación, va a procederse en breve al inicio de una segunda fase de prospecciones arqueológicas en varios sectores del antiguo cementerio de Santo Domingo para intentar localizar restos de los alrededor de 400 asesinados, documentados, que los golpistas del 36 enterraron en sus fosas. Hay que agradecer a la Diputación de Cádiz su apoyo económico y su respaldo institucional decidido para que vaya a ser posible esta segunda fase de las prospecciones que, al igual que la primera, llevará a cabo el arqueólogo Jorge Cepillo. En definitiva, una nueva oportunidad para llevar a cabo lo que es de justicia y los políticos de la modélica Transición no quisieron hacer: hallar los restos óseos de aquellas 400 personas y darles una sepultura digna y el homenaje democrático que se merecen. Verdad, justicia, reparación.
Lo correcto sería denominar a ese Parque no como ahora “Parque Scout”, nombre este que puede ser trasladado a cualquier otra plaza, sino por ejemplo “Parque Víctimas del franquismo en Jerez”. Sería una forma de recordar a quienes lucharon por la libertad y la democracia (varios cientos de jerezanos masacrados por los militares y bandas fascistas a las órdenes del comandante Salvador Arizón). Por supuesto, la calle José Cádiz Salvatierra, que actualmente va de la calle Santo Domingo a la rotonda de Juan Holgado atravesando todo el antiguo solar del cementerio, debería ser igualmente cambiada de nombre porque ese profesor de instituto, como muchos saben en Jerez, defendió la ideología franquista contra viento y marea (http://memoriahistoricadejerez.blogspot.com/2020/03/jose-cadiz-salvatierra-un-educado.html).
En el “Proyecto
de monda, demolición, adecentamiento y pavimentación del antiguo cementerio de
Santo Domingo” (AMJF, Legº 5369), firmado por los arquitectos José J. Ferrari y
José A. Laguillo en 1973, se habla, literalmente, de “desmonte de las fosas comunes con su correspondiente separación de
huesos y traslado al nuevo cementerio; relleno de las fosas y nivelación del
terreno”, de “demolición total del
cementerio, incluso rebajes de tierras necesarias para igualar rasantes y
transporte de escombros a vertederos autorizados”, y de “excavación, cribado para separar restos de
tierra y tapado de fosas… m3 de carga y transporte de restos al cementerio de
Ntra Sra. de la Merced… limpieza de terreno y refino del mismo”, todo ello
por un importe de 3.224.144 pts. Y un plazo de tres meses. En el proyecto, en
el apartado de movimiento de tierras, encontramos los siguientes datos:
Aunque no
sabemos exactamente lo que ocurrió, es decir, no podemos saber qué se hizo
realmente en la zona a la hora de extraer restos y llevarlos hasta el
cementerio de la Merced, o dicho de otra manera, ¿hasta qué cota real se
desmontaron las fosas y qué fosas?.
En el Archivo
Municipal conservamos una fotocopia de un
plano de noviembre de 1914, realizado por el arquitecto municipal Rafael
Esteve, del llamado “tercer patio” o “patio de ampliación” del cementerio de
Santo Domingo, al final del patio antiguo y al final del patio protestante.
Esta zona del cementerio es la que está actualmente situada en la parte de las
torres de Córdoba y cercanías a la rotonda de Juan Holgado. En la fotocopia,
por distintas manos, se fueron anotando trazados, numeraciones y otros pequeños
datos que desvelan la evolución de dicho tercer patio entre 1914 y al menos
hasta los años 40, datos que se refieren sobre todo al uso y colmatación de
fosas. Observándolo bien, tendríamos que las fosas nº 15, 16, 17 y 18, podrían
ser las últimas en rellenarse. Esto vendría a coincidir con otros tres
expedientes de excavación de fosas (de unos 15X15X5) de las décadas de los años
20 y 30.
A través de
planos y fotografías sabemos que las fosas nº 15 y 16, que estarían hoy
situadas más o menos al pie de las grandes torres de Córdoba, eran las que
estaban más cercanas a un gran árbol que se emplazaba justo en el medio del
mencionado tercer patio; y a través de los testimonios de familiares de
víctimas sabemos también que algunos de los cuerpos de los asesinados fueron
enterrados “en una fosa muy cercana al árbol grande”, es decir, o en la 15 (la
más cercana al árbol) o en la 16.
Entonces,
tendríamos, según esta fotografía de sobre el año 1950 ó 1952, esta disposición
de los tres patios del cementerio de Santo Domingo de Jerez:
Si trasladáramos el antiguo solar del cementerio de Santo Domingo a la situación urbanística actual del entorno de la calle José Cádiz Salvatierra nos encontraríamos aproximadamente con esto:
Con lo que es
muy fácil advertir que el tercer patio, donde probablemente se produjeron la
mayoría de los enterramientos de los fusilados porque las fosas activas en el
36 estaban situadas allí, fue fuertemente urbanizado a partir de los años 80.
Aunque no con exactitud todo el perímetro de todas las fosas… es decir, cabe la
posibilidad de que en la parte de las fosas donde no se edificó queden aún
restos de los fusilados. Por tanto, las dificultades son grandes y las
posibilidades son limitadas, pero están ahí esperando a que se lleve a cabo lo
que es de justicia que se realice sin más tardanza tras años de ignominioso
olvido e incuria absoluta de la administración pública.
Reyes Mate, un
especialista en memoria histórica nos dice: “El deber de memoria nace de Auschwitz porque aquello fue pensado como
un proyecto de olvido. No debía quedar ningún resto físico del pueblo judío
para que se olvidara su contribución metafísica a la historia de la especie. El
proyecto tuvo lugar, por eso hablamos de crimen contra la humanidad, pero no se
consumó porque Hitler fue vencido y eso nos obliga a recordarle. Honrar la
memoria de Auschwitz es entender el alcance del deber de memoria”. Pues que
no se nos olvide que en Jerez tenemos un Auschwitz, y que puede seguir ahí en
el subsuelo de ese triste cementerio pero que por fin vamos a poder explorar.
Otra cosa será que el ayuntamiento de Jerez, en este siglo, erija o no un digno
memorial a las víctimas de una de las más sanguinarias dictaduras de Europa,
porque lo mismo aquellos 400 (o quizás 600 o más) jerezanos y jerezanas se lo
merecen. Memoria sí, olvido no, señora alcaldesa.
This is very important information. I honor you for your work of memorializing these sacred victims of the Franco regime!
ResponderEliminarThough not one of those victims, my Danish great-grandfather Jacob Lindegaard was buried in 1889 in the protestant cemetery, and so your research has enabled me to see in what general area of the Scout Park he was buried. One day I will place flowers there to honor him and all the victims of the Franco regime. Thank you!
Traducción de lo que escribí:
ResponderEliminarEsta es una información muy importante. ¡Lo honro por su trabajo de conmemorar a estas sagradas víctimas del régimen de Franco!
Aunque no fue una de esas víctimas, mi bisabuelo danés Jacob Lindegaard fue enterrado en 1889 en el cementerio protestante, por lo que su investigación me ha permitido ver en qué área general del Parque Scout fue enterrado. Un día depositaré flores allí para honrarlo a él y a todas las víctimas del franquismo. ¡Gracias!