viernes, 17 de julio de 2020

Jerez 18 de julio de 1936: recuerdo, justicia, emoción.

Ayer viernes 17 de julio el Grupo de Memorialistas de Jerez, acompañado de los familiares de las víctimas del franquismo, organizaciones sociales y amigos que quisieron participar en el acto, llevamos a cabo un sentido homenaje en c/ Zarza, 7. El periódico digital de Jerez LA VOZ DEL SUR ha querido recoger con detalle el desarrollo de este emotivo acto:

La placa se ha financiado por suscripción popular y el acto fue amenizado por la música de El Domador de Medusa, la actuación de Alberto Mateos (Vivo del Cuento) y el cante de Pedro Garrido, El Niño de la Fragua, quien dejó en el aire un martinete sobrecogedor en favor de la libertad.


Familiares de los asesinados:



Texto de la intervención de Bartolomé Benítez Reyes:

Buenas tardes. 

Cuatro jerezanos que hoy homenajeamos se encontraron en un subcampo de Mauthausen llamado Gusen. Fueron pocos meses a finales de 1941 y comienzos de 1942. Diego Pérez Núñez, Rafael Domínguez Redondo, el Panaderito, Salvador Linares Barrera y Manuel Carrasco Cortijo habían vivido en este barrio de San Miguel. Diego Pérez Núñez había nacido en esta misma calle Zarza unas casas más arriba, había vivido en la cuesta de San Telmo número 2 con la tía Pepa, iba mucho por la calle Lecheras donde vivía su novia Avelina y por la calle Martín Fernández porque allí vivía su tía Conchi. El Panaderito nació en esta casa, aquí estaba el Horno de Eulalia. Este era el nombre de su madre y también de su hermana, que posteriormente fue la que llevó el horno. Salvador Linares nació en el Tempul, detrás de San José del Valle, pero vivió en el barrio de San Miguel en la calle Molineros con su hermano. Manuel Carrasco nació en los llanos de Malabrigo, cerca de La Barca de la Florida, pero vivió con su padre en la calle Cerro Fuerte.

¿De qué hablarían cuando se encontraron en Gusen? El Panaderito y Diego Pérez se conocían porque ambos estaban afiliados a la CNT; además, el Panaderito había coincidido con Manuel Carrasco en Francia, en las Compañías de trabajadores extranjeros. ¿Hablarían de las gentes de este barrio? ¿De lo que pasaba por la calle tal o por la calle cual? ¿Hablarían de sus sueños políticos y de sus amarguras?, ¿de los personajes queridos que habían dejado atrás en Jerez? ¿Hablarían del miedo que sintieron cuando bajaron en la estación del pueblo de Mauthausen que está en la orilla del Danubio?, ¿o de cómo el mundo se vino abajo cuando pasaron por las puertas de la fortaleza del campo de concentración de Mauthausen, el único de tipo 3? Lo mismo podemos preguntarnos sobre Antonio de la Rosa, ¿qué sintió recluido en uno de los peores campos de Francia, el de Vernet?, ¿cómo se sobrecogió cuando pasó por la puerta de Dachau y leyó el cartel que decía Arbeit macht frei que se puede traducir por “El trabajo os hará libres”? ¿Qué sentirían?.

Esos meses en los que coincidieron en Gusen terminaron pronto. Diego Pérez murió asesinado en el castillo de Hartheim que dependía de Mauthausen, allí murió en una cámara de gas. Salvador Linares y Manuel Carrasco murieron en Gusen. En el caso del Manuel, en el certificado oficial aparece una causa de muerte que eufemísticamente escondía uno de los métodos de ejecución más corrientes de Gusen: una inyección de gasolina en el corazón. Rafael Domínguez, el Panaderito, no pudo resistir más y se lanzó a la alambrada electrificada. Antonio de la Rosa murió en Dachau unos pocos meses antes de que las tropas americanas liberaran el campo, probablemente de tifus.

Es de justicia recordar a estas personas que lucharon contra los fascismos del siglo XX. Las tropas de Musolini dispararon contra los que, como el Panaderito y Diego Pérez, huían de Málaga en la “Desbandá” en febrero de 1937, y todos ellos lucharon contra las tropas franquistas para posteriormente ser destruidos por la Alemania nazi. En estos tiempos de incertidumbre moral que nos han tocado vivir, en los que vemos cómo las democracias pueden degenerarse hasta extremos que antes eran impensables, es importante que recordemos y traigamos al presente a estos jerezanos que nos enseñan que no se juega con los principios, que son innegociables. 

La memoria supone una reserva moral para el presente porque nos exige la entereza de nuestros principios democráticos y porque nos abre a las injusticias del presente. Quería recordar también a las mujeres que se quedaron en Jerez y que tuvieron que tirar para adelante con sus familias. Es de justicia recordar a las familias que sufrieron las dificultades, las humillaciones y que pudieron salir adelante a pesar del miedo. También quería agradecer la valentía de los familiares actuales porque muchas veces el pasado no es fácil de asimilar. 

Quería acordarme de Pepa, la sobrina de Salvador Linares, también de la tía Pepa que crió a Diego Pérez, de Mercedes, sobrina de este último, y de su hija Natalia. Quiero agradecer además a Tatiana, sobrina-nieta del Panaderito, por su amabilidad y comprensión. 

Este acto es también un homenaje a estas familias. Recuperamos la memoria para dar dignidad a nuestras víctimas, para salvarlas del olvido que es la mayor de las injusticias. Los traemos hoy al presente, a su barrio, a su casa y a su ciudad. 

Este acto es un homenaje que trae de nuevo a casa a los que se fueron poco después del golpe del 18 de julio y no volvieron jamás. Sirva este homenaje para darles la bienvenida.

Gracias.



Texto de la intervención del Grupo de Memorialistas de Jerez:

Desde el Grupo de Memorialistas de Jerez agradecemos a los vecinos del barrio de San Miguel y a los familiares directos descendientes de Manuel Carrasco Cortijo, Rafael Domínguez Redondo, Salvador Linares Barrera, Diego Pérez Núñez y Antonio de la Rosa Tozo, la asistencia a este acto; y a todas las personas que han querido participar con sus aportaciones económicas en la colocación de esta merecida placa homenaje a estos jerezanos que fueron asesinados en los campos nazi de exterminio.

Hoy, víspera del sangriento aniversario del golpe de estado de 18 de julio de 1936, recordamos a las víctimas del fascismo en Europa y recordamos al Ayuntamiento de Jerez que todavía no ha suprimido de la vía pública varios símbolos franquistas muy conocidos y visibles que siguen señoreando nuestras calles y plazas, como, por poner un ejemplo, los generales fascistas que aparecen en el pedestal de la estatua al dictador Primo de Rivera en la plaza del Arenal. Manifestamos nuestra indignación y nuestro rechazo a la desidia e irresponsabilidad a la que el Ayuntamiento de Jerez, en materia de memoria histórica, nos tiene acostumbrados, olvidándose también de erigir un memorial a las víctimas, o dedicándose a gestos insustanciales que no abordan por derecho los temas pendientes (como, por citar otro ejemplo más, inscribir en el Registro Civil a quienes sabemos que asesinaron los fascistas y ni siquiera constan sus nombres en las actas de fallecidos). Acudiremos muy pronto a los tribunales si el Ayuntamiento de Jerez no suprime YA los símbolos franquistas de la vía pública.

Afortunadamente, a través de la Diputación de Cádiz sí hemos conseguido los familiares de víctimas y los memorialistas de Jerez reactivar los trabajos de prospección arqueológica en el antiguo cementerio de Santo Domingo, unos trabajos a los que este Grupo de Memorialistas ha aportado, con todo su ahínco, y empeño algunos trabajos de investigación sobre fosas en Jerez.

Señalamos también que el 14 de junio, día andaluz de la memoria histórica y democrática, promovimos un manifiesto (firmado por: CGT, UGT, Izquierda Andalucista, Asociación de Familiares y Amigos de la Memoria Hca. de Jerez, Anticapitalistas de Jerez, USTEA y Podemos Jerez) en el que pedíamos y pedimos al pleno del Ayuntamiento de Jerez que se posicione públicamente frente a ciertas declaraciones públicas que fomentan el odio, o la xenofobia, o el franquismo… Y nos vemos en la obligación de denunciar hoy aquí que la alcaldía de Jerez ni siquiera ha querido acusar recibo de esta propuesta de las organizaciones sociales.

Por último, manifestamos nuestra alegría por haber hecho posible entre todos que se abra una vía, en el ámbito estatal, para reformar una ley de la memoria histórica que estaba necesitada de más determinación, más empeño y más respaldo económico por parte del gobierno central. Porque sin esto, al parecer, no será posible, por ejemplo, que ayuntamientos tan inoperantes como el de Jerez hagan lo que tienen que hacer en materia de memoria histórica en esta ciudad.

Recordamos con enorme afecto, respeto y consideración a estos vecinos del barrio de San Miguel que lucharon por la libertad y dieron sus vidas, frente al fascismo, para que hoy podamos seguir avanzando en derechos y en dignidad para todos. Gracias Manuel Carrasco Cortijo, gracias Rafael Domínguez Redondo, gracias Salvador Linares Barrera, gracias Diego Pérez Núñez y gracias Antonio de la Rosa Tozo. Así como también gracias al vecino de Trebujena Diego Pazos Pazos que murió en Gusen sobre 1941 y que pudo coincidir con algunos de los jerezanos hoy homenajeados aquí.
El pueblo de Jerez no olvida vuestras vidas, vuestros nombres. El pueblo de Jerez no consiente el fascismo.

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